El día 22 de Junio, Amadeu Casellas, inició una huelga de hambre en la prisión de Quatre Camins para denunciar la situación de abuso de la que es objeto tanto él como otros presos de dicho centro penitenciario. Casquero, otra persona presa en dicha prisión, lleva ya más de 60 días en huelga de hambre, y el día 29 de Junio, se sumo otra persona más, y esta situación se irá agravando con la incorporación a la huelga de otra persona más el día 4 de Julio, sin descartar que puedan haber más personas que vayan sumándose a medida que pasan los días. El porqué no han iniciado todos de golpe la huelga, es algo bien sencillo de explicar. No quieren que tomen a nadie como cabecilla y chivo expiatorio de esta protesta colectiva. Lo que pretenden con esta decisión, es denunciar los abusos de los que son objetos algunas personas presas, a las que se les priva de sus derechos y de la mínima posibilidad de conseguir permisos, libertades condicionales, etc... Los responsables de esta situación, no son otros que quienes asumen la dirección de la prisión de Quatre Camins y los equipos de tratamiento de determinados módulos, en especial el del módulo 3, que no duda en tergiversar los informes penitenciarios de la persona presa, para evitar que se pueda beneficiar de esos derechos.
Utilizando la misma expresión que usan las propias personas que mantienen la huelga de hambre, reconocen que esta lucha será larga a causa de la arrogancia y la falsedad de dichos responsables de la institución penitenciaria catalana, en general, y de los integrantes de los equipos de tratamiento, en particular. Mientras tanto, nada se escucha sobre el juicio por el motín de Quatre Camins, y mucho menos sobre los motivos que han llevado a estas personas presas a iniciar una huelga de hambre. Desde que el grupito de carceleros del sector duro, se integraron e hicieron mayoritario al sindicato de prisiones de la UGT, las cárceles catalanas se han convertido en un "gulag", del que es imposible que se conozca nada que no sea los grandes logros humanitarios de sus hipotéticos programas de reinserción. El elevadísimo presupuesto que se mueve dentro de la institución penitenciaria, permite lucrarse tanto a funcionarios, como a instituciones, asociaciones o empresas.
Por eso, la impunidad y la complicidad con el silencio es de importancia vital para mantener dichos privilegios.
Cualquier denuncia que prosperase sobre la aplicación deliberada de medidas tan desproporcionadas, podría redundar negativamente en los muchos negocios cómplices que se llevan a cabo en el marco de la institución penitenciaria, y que no tienen nada que ver con los que tanto difunden, y que sitúan a los presos como el centro de la maldad. Sin pretender comparar situaciones, quizás sería importante recordar que en otras tiempos y circunstancias, los regímenes totalitarios, con sus dictaduras, se han podido perpetuar en el terror por la inestimable colaboración de dichos silencios cómplices. Salvando las distancias de tiempo, tecnología y sufrimiento físico y psíquico; los actuales colaboradores tienen un papel fundamental en la consolidación de un determinado modelo que sólo repara en el despreciable aspecto punitivo y de venganza. Y pese a que es cierto que en dichas instituciones hay personas que, puede que llevadas por cierta ingenuidad, pretendan cambiar la finalidad de dicho modelo, a corto plazo se ven arrolladas por la indiferencia de unos pocos y por el reaccionario corporativismo del resto del colectivo.
Desde estas líneas, se pretende hacer un llamamiento para que la situación de estos presos en huelga de hambre, no acabe ahogada entre los muros del corporativismo penitenciario y sus responsables políticos.
Como dijo alguien, la evolución de una sociedad, se puede comprobar en la ausencia de prisiones y lamentablemente, al paso que vamos, parece que esta sociedad, ante la que no podemos excluirnos ni permanecer indiferentes, cae en picado.
(Alas Barricadas)
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