7 ene 2009

Carta de nadie

Transgresión nos comenta: En mi casa somos cuatro, mi madre, mi padre, mi hermana y yo. Yo soy el hijo mayor. Ya se leer y todo eso. Ya sé inglés y todo eso. Pero yo no voy a hacer un master en Oxford, ni voy a ser un intelectual, ni creo que salga por televisión. …
… La misma televisión que nos ha endeudado hasta tres generaciones para que mi padre pueda ver la Champion League por Vía Digital; la misma que dice que no existimos ninguno de nosotros . Porque aquí en el estado español , solo hay ricos. Ricos que lavan con Mistol y a los que les gusta vivir en este mundo con los electrodomésticos Bosch porque tienen una mansión en el campo; ricos que comen “Brasador de Maggi” en un velero y que bailan como gilipollas porque comen con “Isabel” y las nuevas salsas Calvé: ricos que compran sus trajes de primavera en el Corte inglés por doscientas mil pesetas pero que no tienen problemas porque beben Nestea y tienen acciones y un plan de inversiones en el Banco Santander. Mis padres también tienen una hipoteca en un banco. Nos mandan muchas cartas . Un día mi madre abrió una y se puso a llorar , lloró toda la tarde . Cuando llegó mi padre de trabajar también lloró. Dijo que no podía más, que se iba a quitar la vida.

Aunque se suicidara no serviría de nada porque no tiene un seguro de vida Santa Lucía, de esos que salen por la tele. Mi madre compra en el Día , pero no es una mujer de hoy. Tampoco su cara y su figura son las de antes, pero va a seguir igual, porque mi madre nunca ha ido a Corporación Dermoestética , y eso que las mujeres de la tele se lo aconsejan todos los días . Tampoco tenemos un coche. Debemos ser de los pocos que no tenemos un Galloper, porque en la tele dicen que son baratísimos. Mis compañeros del cole tampoco tienen un Galloper. Sus padres también tienen una hipoteca en el banco y también han llorado alguna vez. En realidad están hartos de llorar. Y de trabajar. Yo quiero a mis padres, pero no voy a ser como ellos. Mis compañeros del cole y yo hemos visto que el banco del barrio es el que manda las cartas a nuestras casas, aunque no sabemos muy bien si son nuestras casas son nuestras o del banco. Hoy vamos a quemarlo. Ya no llorarán más. Al menos eso creemos. Si no , seguiremos quemando bancos. Hasta que no haya más cartas. Creo que al fin y al cabo , si voy a salir por la tele.

Volvemos a tener
esa mirada
desafiante y herida
al mismo tiempo;
la mirada de una niña
de siete años que
se ha caído de un árbol
al que le han dicho
que no subiera
y no quiere llorar
aunque se ha hecho
daño de verdad

fdo: NADIE.

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