2 may 2008

El Ministeri de la Veritat Orwellià treballant per a transformar la història del 2 de Maig en patriotisme ranci.


...Manipulan la historia porque ellos controlan la Historia. Hace unos días el embajador francés, el Sr. Delaye, estrechaba la mano del nefasto Reverte. Que indignidad. ¡Napalm!. No obstante, en un hecho (¡sólo en uno!) coincidimos y, por esta razón, este fin de semana hemos fijado en las calles del centro de Madrid un cartel titulado “Apoya la guerrilla urbana”, junto a otro que denunciaba a Fernando VII como “Terrorista Internacional” (ver archivo adjunto o web). ¿Por qué la guerrilla urbana? Con su interpretación de los hechos, los defensores del Dos de Mayo han hecho una ardiente defensa de la autodefensa armada, de la insurrección popular y del legítimo derecho de todo pueblo a quitarse de encima al invasor a golpe de pistola y con las peores artes. Bien, pero que se aplique a todos. El olor a pólvora… a carne quemada… es el mismo que en Irak o que en cada pueblo africano que se levantase contra el opresor. ¿Os acordáis del carnicero de Kampala? Violencia. Y los rescoldos de la batalla del Madrid de 1808 son los mismos que las densas cortinas de humo que cada día se pueden ver en Bagdad. Hemos tenido que esperar al año 2008 para ver a las Autoridades justificando la lucha armada.

Pero estamos hablando de un pueblo español reaccionario y cobarde. Sin heroicidad. ¿Cómo eran buena parte de los incitadores al asesinato de franceses? el fraile del Convento de San Gil quien, subido a un improvisado púlpito entonces situado en el Arco de Cuchilleros, incitaba a las matanzas. “Era una guerra, y la guerra es…” (López Carcelen, historiador, sobre los fusilamientos del Dos de Mayo). ¿Asesinatos? ¿Qué son los fusilamientos de 32 madrileños en el Paseo del Prado al lado de los miles de iraquíes asesinados desde que comenzase la ocupación estadounidense? Emisarios del sifilítico Fernando VII difundieron pasquines llamando al levantamiento. En uno de estos, repartido a primera hora de la mañana del Dos de Mayo junto a las orillas del Manzanares, se decía lo suguiente: “Las diez de la mañana es la hora fatal acordada para alzar el telón a la más sangrienta tragedia”. Otros, como Pedro Velarde, capitán de artilleria, entregaba armas a muchos madrileños que gritaban “Muerte a los franceses”. Ellos, los militares reaccionarios, junto al clero....

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