30 may 2008

Algunes notes sobre militància política.

A nadie se le escapa que vivimos tiempos de confusión y falta de certezas y expectativas en todo lo que se refiere a modos de cuestionamiento y oposición real al sistema imperante. Tratar de explicar cuáles son las causas, formas y consecuencias de este descrédito y fuerte vaciamiento de lo que han sido hasta ahora ciertas expresiones centrales de lo político resulta a la vez complejo y contradictorio.

Estos son momentos en que las preguntas superan a las respuestas, pero donde hay que hacer esfuerzos por repensar qué y para qué es lo que hacemos, donde nos situamos, cómo percibimos nuestro compromiso político y que inciertas salidas se vislumbran. No pretendemos, por tanto, dar respuesta cerradas o soluciones mágicas, pero sí acercarnos con humildad a un tema que hoy se nos antoja directo y fundamental.


UN PANORAMA DESOLADOR

En buena parte de los grupos y movimientos sociales y políticos las palabras debilidad, desilusión, fracaso, desmotivación, falta de incidencia, etc. son frecuentes en estos días. . Se milita a menudo sin convicción, para acallar la mala conciencia, o “por si acaso...”. Percibimos además que lo que hacemos no sirve, es testimonial, ritual, espectacular o tiene una incidencia escasa, a veces merced a notables esfuerzos

Si abordamos el tema comenzando por una visión «macro» quizás lo más inmediato sería referirnos a los cambios históricos y a los fuertes condicionamientos sociales que derivan de la imposición del actual modelo industrial-capitalista globalizado.

Tras la caída del muro de Berlín y la extensión de un nuevo orden a escala planetaria se configura un panorama ciertamente desolador y que se nos vende sin alternativa posible fuera de los cauces establecidos (la democracia se configura así como la forma de dominación que sale más barata). Un mundo dominado por la brutalidad de las nuevas formas de imperialismo económico y militar, por el agudizamiento de las desigualdades y del control social bajo la excusa (o no) del combate contra el terrorismo, y por la cada vez mayor obscenidad y cinismo criminal y genocida en la gestión de los problemas, catástrofes y guerras que genera el propio sistema. Este escenario da lugar a múltiples situaciones caóticas o de desorden (incluso en el propio corazón de Occidente) y a nuevas resistencias y respuestas (algunas brutales y otras más o menos extendidas o virtuales), pero también a una sumisión y aplastamiento psicológico y vital generalizados. Un malestar o «angustia existencial» suavizados por la capacidad de seducción e integración social del Sistema (principalmente en el llamado Primer Mundo) a través del marketing, de los medios de comunicación, del consumo desbocado o de formas de vida cada vez más alienadas, limitadas y dependientes.

Per a llegir la resta de l'article, punxa ací.

(Klinamen)

No hay comentarios:

Publicar un comentario