Un equipo de La Felguera repartió bolsas con estiércol a los espectadores
que asistieron, el pasado día 29 de Mayo, a las proyecciones de las
películas "Sur le passage de quelques personnes à travers une assez courte
unité de temps" (1959, Guy Debord), así como "Critique de la séparation"
(1961, Guy Debord).
Ambas películas se exhibían en el Museo Reina Sofía de Madrid dentro del ciclo de cine "Con y contra el cine: en torno a Mayo de 1968". Junto al estiércol, ya en evidente estado dedescomposicón, se acompañaba el panfleto "Mayo de 1968: bajo los adoquines
tan sólo hay estiércol". Del mismo modo, por el centro de Madrid La Felguera ha fijado el cartel "Yo también disparé a John Lennon", el cual también reproducimos (más una foto con el panfleto-objeto) en archivo adjunto.
Este es el tiempo en que los revolucionarios se encuentran en todos los lugares y, al mismo tiempo, en ninguno. La cultura de la contracultura, exaltada en conmemoraciones culturales como la de Mayo del 68, se expresa por medio de un estilo de vida alternativo que busca complacer un cierto deseo de vida satisfecha, aún cuando la violencia y la dominación ocupen ya todas y cada una de las parcelas en que la vida cotidiana se expresa.
Lo cool, el buenrollismo y lo post han logrado semejante alquimia: Debord es “guay” y los anarquistas, cómo no, “super radicales”. Se importan ideas con sabor a podrido (Reclaim the streets, antiglobalización…), porque siempre es mejor apuntarse a lo que ya no asusta ni a las viejas. Este es el triunfo de una sociedad que, para su supervivencia (es decir, su anhelo de caminar junto a la Historia), necesita de la disidencia y la rebeldía, a los artistas modernos. Sin ellos, bajo el ruido de sables, se descubre el velo y emerge el hecho de que la revolución, el Terror, jamás será permitido. Los mínimos éticos han sido rebajados a la altura del suelo, porque renunciando a la felicidad se persigue una banal satisfacción y una devaluación grotesca de revolución parcial y siempre lúdica: la fiesta o la mani-fiesta-acción, la apariencia. Esta protesta es, casi siempre, multitudinaria y divertida. Triunfa. No obstante, como dijo Breton hace ya mucho tiempo, cuando otra revuelta del espíritu era fagocitada (Dada): “Hace tiempo que el riesgo ya no está allí”. Pero esto no parece importar, porque entonces las ideas se convierten en cultura, sin excitación, sin que tengan la virtud de ser un asalto a nuestras vidas. El movimiento se encuentra actualmente privado de vida porque participa directa y únicamente de la cultura y no de la revolución.
El fuego, igualmente, hace tiempo que tampoco está allí. Ni siquiera el juego, motivado por el placer del disfrute, el movimiento anárquico, incluso el anonimato… hace tiempo que ya no está allí. Mayo del 68, totalmente dirigido, programado y conmemorizado, en busca de un cierto consenso, por los directores, programadores y conmemoradizadores (¡que cada cual escriba sus nombres!), todos cómplices y actores de la buena conciencia en este año 2008 de la rata, despojan lo último que le quedaba a la revuelta.
Més informació a Klinamen, punxa ací.
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