10 may 2008

Coslada: 28 denúncies per «brutalitat policial» en només nou anys

Así consta en las memorias anuales de la Asociación Contra la Tortura

EL MUNDO. PEDRO SIMON.-
De servicio era una engendro entre Norman Bates y Torrente sin gracia. Cuentan que aparecía puro macho como una sombra y rodeado de sus hombres, muchas veces de paisano, como un transeúnte más que llegara a fisgar. Tenía fama de peleón, de tipo altivo. No admitía peros. Primero golpeaba. Después preguntaba. El brazo podrido de la ley.

Los modos iracundos de Ginés y sus matones, el sheriff malo de la película de gángsters que estamos viendo en Coslada, eran de sobra conocidos. Lo sufrieron matrimonios de esos de paseos del brazo por el parque y moteros en apuros. Lo padecieron mujeres que acabaron con la cabeza abierta y jovencitas que acudieron raudas a ayudar al padre, que estaba siendo zarandeado por un tipo con cara de poseso, y terminaron con la cara en malva.

En tan sólo sus nueve primeros años de mandato, Ginés y sus hombres acumularon al menos 28 denuncias en los juzgados por «brutalidad policial» y «maltrato». Así consta en las memorias anuales de la Asociación Contra la Tortura. Cruzárselo por Coslada, era cruzarse con un gato negro.

Estas son sólo algunas de las denuncias que recibieron el jefe de la Policía Local y sus agentes. Los jueces las archivaron todas.

Muñeca rota.
José Luis D. R. paseaba con su mujer, Victoria, y su hermana Ana, cuando vio que unos policías agredían «violentamente» con las porras a una persona. Era primavera y el día invitaba a la paz. Así que allí empezó a formarse un grupito de vecinos, increpando a los gorilas que daban rienda suelta al brazo de la guerra.

«Un agente de paisano, que resultó ser Ginés Jiménez, se dirigió de malas maneras a los congregados exigiendo que se retirasen», dice la denuncia. José Luis se dirigió tranquilo a los valedores del orden. Que qué había hecho ese hombre, que mirasen a ver si lo iban a matar a palos, que por favor lo dejaran ya.

Le devolvieron improperios. «Al solicitar José Luis que le hablaran de manera educada fue agredido por el agente de paisano, sumándose otro policía uniformado». En un tris, Victoria y Ana también cobraban. Todos acabaron con heridas graves. A Victoria le rompieron la muñeca y recibió cinco puntos en la cabeza.

En doble fila.
Dejar el coche en doble fila en Coslada tenía esas cosas: que llegaban los hombres de Ginés y terminaba la cosa a patadas con el conductor. El denunciante se llama José María L. T.. Dejó el vehículo mal estacionado, es cierto, pero hubiera bastado con una multa.

Se identificó a petición de los agentes. «Cuando se disponía a salir, después de aparcar bien, fue agarrado por el cuello y arrojado al suelo». Allí se descargó un tormentón de patadas. Rocío y Silvia acudieron a ayudar a papá. Ambas fueron golpeadas. El progenitor acabó acusado de atentado a la autoridad y la familia, detenida. Padre e hijas necesitaron asistencia médica.

La paliza.
Raúl M. tuvo un desvanecimiento y fue llevado por sus amistades a un centro de salud de la localidad. Hasta aquí todo normal. Lo malo es que se negaron a atenderlo, los amigos se quejaron y llegó a poner orden la Policía. La de Ginés.

Raúl se dirigió a uno de los agentes pidiendo asistencia. «La respuesta fue golpearle con la porra en la cabeza haciéndole caer al suelo. Le dieron patadas. Terminó con una brecha en la cabeza, seis puntos de sutura y numerosas heridas y hematomas en cabeza, cara, cuello, espalda, brazo y piernas».

Buen ciudadano.
Antonio S. I. viajaba con su mujer y paró a atender a un motero caído. Por allí apareció el sheriff Ginés de paisano, abran paso. «Mientras Antonio estaba contando lo ocurrido fue agredido por el jefe de la Policía. Cuando intentó pedir explicaciones, los agentes se abalanzaron propinándole golpes y patadas por todo el cuerpo. Al final, fue detenido acusado de un delito contra la seguridad del tráfico».

http://www.elmundo.es/diario/madrid/2388187.html

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