El primer ministro de Canadá, Stephen Harper, clausuró el Parlamento para evitar un voto de censura y la caída de su gobierno conservador sin mayoría.
En una medida sin precedentes, la gobernadora general Michaelle Jean -representante de la reina Isabel II de Inglaterra en Canadá-, que naturalmente apoya las ayudas a los bancos y la reducción de los gastos sociales, aceptó clausurar el Parlamento hasta el 26 de enero.
Es una medida similar a la que suelen tomar las dictaduras latinoamericanas, militares o civiles. En la práctica corresponde a instalar un gobierno de facto. En 1992, Fujimori suspendió la Constitución, disolvió el parlamento e intervino la Corte Suprema en nombre de la "lucha contra el terrorismo."
"La gobernadora general aceptó a la 'prórroga' [eufemismo por clausura] del Parlamento. Cuando se reanude el 26 de enero, la primera orden de las sesión será la presentación del presupuesto federal", dijo el primer ministro Harper, decidiendo dictatorialmente lo que se debe discutir y en qué orden.
Fueron precisamente las propuestas económicas del gobierno conservador las que provocaron una rebelión de la oposición a gran escala. Criticaron de frugal con los pobres y generoso con los ricos el paquete de estímulo que decidió el gobierno para "impulsar la economía" canadiense.
La oposición dice que intentará de nuevo derrocar a los conservadores. El anuncio de la suspensión parlamentaria provocó una airada respuesta del líder de la oposición, Stephane Dion.
Dion asegura que si el primer ministro no hace un gran cambio en sus planes presupuestarios, reanudarán sus intentos de tumbar el gobierno.
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