Algunas partes de sus testimonios son coincidentes a pesar de que ambos se hallaban incomunicados y sin posibilidad de comunicarse entre ellos. Desde finales de agosto, cada cuatro días un ciudadano o ciudadana vasca ha denunciado torturas.
GARA | GASTEIZ
La mañana del domingo confirmó lo que en la noche del sábado se mantenía como algo más que una inquietante sospecha. Entonces se conocía que el abogado de oficio que les asignaron había solicitado la aplicación del habeas corpus ante el estado en que los había encontrado, y se tenía también el testimonio de June Vilarrubia, quien después de quedar en libertad tras declarar ante el juez Ismael Moreno narró los cinco días de «infierno» que había sufrido. Ayer se supo que, igual que ella, también Arkaitz Landaberea y Julen Etxaniz han denunciado haber sufrido todo tipo de torturas a manos de la Guardia Civil. Un relato que dio a conocer el movimiento pro amnistía y que describe en toda su crudeza el trato padecido durante la incomunicación.
Arkaitz Landaberea
Este joven donostiarra, compañero de Vilarrubia, denuncia que en todo momento ha sido presionado con la amenaza de lo que podían hacerle a su pareja, así como con posibles actuaciones contra su padre y con otras cuestiones de ámbito personal. Ha explicado también que mientras permanecía incomunicado pudo oír los gritos de Vilarrubia, lo que le causó una gran presión sicológica.
Según informó el movimiento pro amnistía, sus captores le han aplicado «la bolsa», pero no es capaz de concretar cuántas veces, porque tiene borrados de la memoria algunos de los momentos del tiempo en que ha permanecido detenido.
Sí recuerda, en cualquier caso, otras formas de maltrato físico, como los tortazos que le han propinado en la cabeza y en la cara, así como que le han tirado de los testículos. Asimismo, Landaberea, que es trabajador de GARA, relata también que le han obligado a realizar flexiones hasta el punto de que se dañó las rodillas e, incluso, tuvo que ser trasladado al hospital por ese dolor, que le hacían dificultoso el simple hecho de permanecer de pie. Además, ha tenido que permanecer gran parte del tiempo de pie y con los brazos levantados.
Coincidencia en el testimonio
Otra de las amenazas que ha sufrido en los cinco días que ha estado detenido ha sido la de que le iban a aplicar los electrodos y, de hecho, detalla que en un momento concreto se fue la luz de la estancia en que se encontraba y sus captores de dijeron que era porque habían puesto en marcha los electrodos.
En este sentido, resulta revelador que en su testimonio Julen Etxaniz coincide con él al manifestar que se fue la luz en un momento determinado, y señala [Etxaniz] que le dijeron que era porque le estaban aplicando los electrodos a Landaberea.
Un dato, el de la coincidencia de elementos comunes en su detención, que hay que tener muy en cuenta porque ambos se hallaban incomunicados y sin ninguna posibilidad de comunicarse entre ellos. Algo parecido sucedió hace casi un año cuando la Guardia Civil detuvo en Arrasate a Igor Portu y Mattin Sarasola. Entonces, cuando dieron cuenta de las torturas sufridas, los dos vecinos de Lesaka coincidieron al relatar de forma detallada varios pasajes de su martirio personal, lo que hizo imposible argumentar que se lo habían inventado, algo que reconoció incluso el magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, que dio credibilidad a su testimonio.
El juez del tribunal especial remitió las declaraciones de Portu y Sarasola a los Juzgados de Donostia, donde se encuentra abierta una causa por estos hechos.
El movimiento pro amnistía explica también que Landaberea, el primer día, le contó al forense que le habían aplicado «la bolsa» y que le habían obligado a realizar flexiones, pero según ha relatado, después de dar este testimonio los guardias civiles le amenazaron y no se atrevió a denunciar más.
Landaberea sufre de bronquiolitis desde que era niño, y a consecuencia de ello el aplicarle «la bolsa» le ha causado un gran daño y le ha hecho sufrir fiebre y una gastroenteritis.
Ha informado de que los agentes del instituto militar le prepararon una declaración policial y después le obligaron a declarar lo que ellos le habían escrito.
Julen Etxaniz
El testimonio de Etxaniz tiene varios elementos comunes con el de Landaberea, aunque también algunos diferentes. Así, ha explicado que durante el traslado desde Euskal Herria a Madrid tuvo a una persona sentada sobre su cuerpo en todo momento, por lo que llegó a la capital española «destrozado», empapado de sudor y sin poder respirar. También durante el viaje, señala que los guardias civiles le daban codazos en los riñones, mientras le interrogaban continuamente.
Etxaniz ha permanecido muchas horas con un antifaz, y ha apuntado que podía oír los gritos que proferían tanto Vilarrubia como Landaberea. Igual que a éste, le han amenazado con su compañera, Saioa Urbistazu, que fue detenida en la misma operación policial, el martes de la semana pasada, y que quedó en libertad sin cargos el jueves.
Según ha narrado el joven, le dijeron que habían detenido a Urbistazu un día más tarde -fue arrestada en Donostia y Etxaniz en Pasaia, por lo que éste no supo de la detención de aquélla- y le amenazaron con que si no declaraba lo que ellos le decían meterían en prisión a su compañera..
Detector de mentiras
Como a Landaberea y a Vilarrubia, según su testimonio, a Etxaniz también le han aplicado «la bolsa» en numerosas ocasiones, hasta dejarle sin respiración, y a veces le echaban humo dentro de la bolsa. Con ella en la cabeza, le hacían preguntas y, si sus respuestas no eran del agrado de quienes le interrogaban, le daban una vuelta a la bolsa.
En otro momento, el joven donostiarra explica que le han interrogado haciendo uso de lo que califica como «una especie de `detector de mentiras'». También señala que tenía la pierna lesionada desde antes de su detención, y que le han mantenido sentado en este tiempo.
Como los otros detenidos, denuncia haber sufrido amenazas y gritos sin parar.
Landaberea y Etxaniz se encuentran encarcelados desde el sábado, tras declarar ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que les acusó de «pertenencia a banda armada».
En la misma operación fueron detenidas Saioa Urbistazu, que quedó en libertad dos días después, y June Vilarrubia, a quien Moreno dejó libre a condición de comparecer en el juzgado cada quince días. Al igual que los dos encarcelados, la joven de Lezo dio cuenta de las torturas sufridas a manos de la Guardia Civil, tanto físicas como sicológicas. Entre otras cosas, ha explicado que le aplicaron «la bolsa», le amenazaron con «derra- mar sangre» y le desnudaron y vejaron sexualmente.
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