17 dic 2008

Falta una policía especializada en los antisistema, según el SUP. Los recientes disturbios acontecidos en Grecia, tuvieron su replica en poco tiempo e

Falta una policía especializada en los antisistema, según el SUP. Los recientes disturbios acontecidos en Grecia, tuvieron su replica en poco tiempo en ciudades como Madrid y Barcelona, convocados a través de 'internet'
Jorge Bustos

“Desde la muerte de Alexandros la solidaridad se ha ido extendiendo poco a poco por toda Europa. Barcelona, Burgos, Madrid, Zaragoza, Valencia, Granada...”. A los disturbios de corte antisistema, más adrenalínicos que ideológicos, acaecidos en esas ciudades —en Madrid fueron encarcelados siete jóvenes por asaltar a pedradas la comisaría de Montera— llama “solidaridad” uno de los más activos portales anarquistas del país: Alasbarricadas.org. Se reparte con otros como Nodo50.org, Lahaine.org o Indymedia.org la responsabilidad de convocar revueltas con la excusa más tangencial. De esta muy eficaz conectividad global se benefician grupúsculos que paradójicamente dicen odiar la globalización. Internet los pone en contacto, los sms les recuerdan el momento y hace el resto un descontento difuso en el que se mezclan el ecologismo, el anarquismo hippie, la música rap, el movimiento okupa, las hinchadas ultra, la devaluación universitaria que han oído que trae Bolonia y el mileurismo al que los condena, en el mejor de los casos, el mercado laboral. Los une, en esencia, la condición proletaria, el rechazo a la economía de mercado, una formación más basada en iconos que en libros y las ganas de entrar en acción. Por ahora son pocos, pero la rapidez operativa evidenciada en el caso Grigoropoulos dibuja un horizonte inquietante.
Para David Madrid, experto policial en tribus antisistema y miembro del Sindicato Unificado de Policía (SUP), “no es un problema puntual. Esos movimientos radicales, tanto de derechas como de izquierdas, están ahí desde los 80, esperando una chispa que los encienda. Ahora los más activos son los movimientos de ultraizquierda rash (Red & Anarchist Skin Heads)”. Lamenta David Madrid que “aquí actuamos a toro pasado. No tenemos aún un cuerpo policial específico y operativo para actuar contra ellos, como en Alemania o Reino Unido, pues no se percibe demanda social suficiente”. Quizá el movimiento antisistema sea aún joven en España, pero la crisis y el paro pueden aportarle el nutriente de ira que necesita para desarrollarse.
Mira també:
http://www.gaceta.es/16-12-2008+movimientos_antisistema_se_mueven_libres_red,noticia_1img,24,24,41674
Falta una policía especializada en los antisistema, según el SUP. Los recientes disturbios acontecidos en Grecia, tuvieron su replica en poco tiempo en ciudades como Madrid y Barcelona, convocados a través de 'internet'
Jorge Bustos

“Desde la muerte de Alexandros la solidaridad se ha ido extendiendo poco a poco por toda Europa. Barcelona, Burgos, Madrid, Zaragoza, Valencia, Granada...”. A los disturbios de corte antisistema, más adrenalínicos que ideológicos, acaecidos en esas ciudades —en Madrid fueron encarcelados siete jóvenes por asaltar a pedradas la comisaría de Montera— llama “solidaridad” uno de los más activos portales anarquistas del país: Alasbarricadas.org. Se reparte con otros como Nodo50.org, Lahaine.org o Indymedia.org la responsabilidad de convocar revueltas con la excusa más tangencial. De esta muy eficaz conectividad global se benefician grupúsculos que paradójicamente dicen odiar la globalización. Internet los pone en contacto, los sms les recuerdan el momento y hace el resto un descontento difuso en el que se mezclan el ecologismo, el anarquismo hippie, la música rap, el movimiento okupa, las hinchadas ultra, la devaluación universitaria que han oído que trae Bolonia y el mileurismo al que los condena, en el mejor de los casos, el mercado laboral. Los une, en esencia, la condición proletaria, el rechazo a la economía de mercado, una formación más basada en iconos que en libros y las ganas de entrar en acción. Por ahora son pocos, pero la rapidez operativa evidenciada en el caso Grigoropoulos dibuja un horizonte inquietante.


Para David Madrid, experto policial en tribus antisistema y miembro del Sindicato Unificado de Policía (SUP), “no es un problema puntual. Esos movimientos radicales, tanto de derechas como de izquierdas, están ahí desde los 80, esperando una chispa que los encienda. Ahora los más activos son los movimientos de ultraizquierda rash (Red & Anarchist Skin Heads)”. Lamenta David Madrid que “aquí actuamos a toro pasado. No tenemos aún un cuerpo policial específico y operativo para actuar contra ellos, como en Alemania o Reino Unido, pues no se percibe demanda social suficiente”. Quizá el movimiento antisistema sea aún joven en España, pero la crisis y el paro pueden aportarle el nutriente de ira que necesita para desarrollarse.
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