El lunes 15 de noviembre, dos inmigrantes palestinos fueron víctimas de un ataque racista en Kísamos de Canea, Creta. Los inmigrantes se encontraban en la playa de Kasteli, cuando apareció un grupo de cuatro fascistas que les atacaron con fusiles. Sin ninguna razón en particular, los inmigrantes fueron cruelmente pegados y fueron dejados en el suelo sangrando. Después de que la paliza hubiera terminado, los fascistas se pusieron a gritar a los inmigrantes a regresar a su país.
Los dos hombres heridos lograron llegar reptando a una tienda cercana y pedir ayuda.La policía llegó y los inmigrantes fueron trasladados al Centro de Salud de Kasteli para recibir tratamiento médico de sus heridas graves. Uno de ellos tenía un brazo y una pierna rotos, mientras que el otro necesitó 24 puntos de sutura en la cabeza. Tenemos que señalar que este accidente forma parte del aumento de las acciones violentas por parte de los hijos de puta fascistas contra los inmigrantes, los jóvenes y los espacios sociales. En Igumenitsa (Grecia occidental) tuvo lugar otro ataque asesino contra inmigrantes, en Tesalónica la emisora de radio anarquista Radio Revolt fue incendiada por fascistas, y en Réthymno y Larissa, el domingo 24 de octubre se realizó un doble ataque fascista.
Ahora es algo más que evidente que la doctrina del aislamiento político de los fascistas y la condena de estos ataques con comunicados, promovida por la Izquierda en Grecia, no sólo es deficiente para la prevención de estos ataques, sino también peligrosa, ya que acaba siendo una actitud de tolerancia. La lucha contra el fascismo requiere, ahora más que nunca en la etapa histórica posterior a la dictadura en Grecia, el enfrentamiento físico con las bandas neonazis y machacarlos a la luz del día.
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