16 feb 2010

Celda 211: la otra cara del rodaje

Me enteré que había un casting en Salamanca para una película que se iba a rodar en Zamora. Buscaban actores y me dije: no tengo nada que perder pues no tengo trabajo y me presenté en la oficina que habían habilitado en la plaza mayor de Salamanca con un breve currículum en materia de interpretación. Ciertamente hubo buena disposición entre las partes y aseguraron que estaban buscando a actores con disponibilidad durante un mes de rodaje, hice mis cuentas y me salía hasta un sueldo cobrando 20 euros al día unas 12 horas de trabajo.

Me ofrecieron interpretar a un preso o a un madero, pensé: la profesión de madero suena a torturador y la de preso sin ser profesión la de alguien que se ha visto entre rejas por distintas causas, por ejemplo: preso común con muy mala suerte o preso político con peor suerte todavía, sonaba hasta noble disfrazarse de preso.

Nos convocaron en la plaza Barcelona sobre las 5 de la mañana para salir en autobús hacia Zamora, durante el recorrido nos hicieron firmar un papelito en el que la productora se eximía de responsabilidad de cualquier accidente durante el rodaje pues habría escenas peligrosas... entre el sueño y el desconcierto planté la firma cual borrego dentro de un camión de transporte de ganado.

Al llegar nos dieron de desayunar dentro de la antigua cárcel y ya metiditos allí se respiraba cierto ambiente carcelario, había miradas auténticas y no como la mía que era la mirada de un artista en paro.

Nos adjudicaron la ropa y nos vestimos, después vino alguien de producción y nos avisó de que íbamos a rodar un motín que era una escena peligrosa y que lo hiciéramos a la primera, pues en el Cine hay mucho gasto económico y eso podía repercutir en nuestro sueldo. Empezamos bien.

Y tan bien empezamos que el motín no fue un truco, fue de verdad pues la gente se puso como loca a tirarse cosas y me arrearon una solemne hostia en el pie derecho que tuve que ser atendido por Cruz Roja. En enfermería me percaté de que no era el único herido y los había hasta con quemaduras. A mí me dijo la enfermera que era mejor que estuviera en reposo y por eso ya no volví a rodar esta escena.

Después nos dieron para comer un bocadillo y nos echaron la bronca porque había habido muchos heridos y hasta pudo haber un muerto pues tiraron una estantería metálica de un primer piso, nos explicaron que en el cine todo es mentira y que no podíamos trabajar así, estaban indignados con nuestra profesionalidad.

Luego me enteré que tan sólo había tres actores especialistas en efectos especiales, el resto éramos carne de cañón.

Ya me empecé a mosquear y para colmo también se corrió la voz de que los "blancos" íbamos a cobrar 20€, los "sudacas" 30€ y los "negratas" 40€, empezó a haber mal rollo en seguida y se establecieron los guetos al estilo más americano, yo me quedé en tierra de nadie increpando a mis compañeros que lo que había que hacer era negociar con ellos un precio fijo para todos y no que nos enfrentáramos entre sí por un color de piel y un precio de esclavo.

Hubo un Motín de VERDAD y se paró el rodaje durante varias horas, nos encerramos en el patio donde nos daban de comer y les exigíamos mejoras en la comida, un trato normal y un sueldo digno. Vino gente de producción a convencernos de que debíamos seguir con el rodaje en beneficio de todos, pero como todos no éramos uno, hubo quien se vendió con cuenta gotas hasta que el Motín se disolvió por sí mismo.

Pero al día siguiente todo seguía igual, el racismo económico seguía en el aire y la gente se miraba con mala hostia. A mí se me ocurrió llamar al sindicato de figurantes y a la productora le escribieron una carta haciéndoles entender que había una serie de derechos y deberes para con los trabajadores.

Mientras tanto empezaron a salir un motón de chivatos que me apuntaban con el dedo a escondidillas de que yo era el causante de todos los males, no tardaron en apartarme a una de las celdas de la cárcel y amenazarme, pues ellos eran los productores y yo solo un figurante de mierda con derecho a callarme la puta boca. ¿O es qué quería yo que hubiera un altercado a un mayor?

Al salir de la celda, que no era la 211 sino una que no tenía ni número, un compañero de rodaje me preguntó qué era lo que me había pasado y al acercarme a él, vino el jefe de producción me agarró por el brazo, me llevó a la sala central de la cárcel y allí en medio me dio tales voces y me acusó de tales cosas: O SEA QUE TU ERES EL ENLACE SINDICAL! ME TIENES HASTA LOS COJONES!...

Me quedé callado sin palabras, y lo peor estaba aun por venir cuando vino otra tía que me volvió a dar voces y me gritó: ¡que estaba fuera del rodaje, que era un niñato y que me fuera a Salamanca andado si quería!

Y efectivamente el viaje de vuelta me lo tuve que pagar yo.

Ahora que la película ha sido premiada varias veces en la misma gala, y ganarán mucho dinero, me pregunto si serán capaces de hacer justicia social a partir de ahora y se comportarán como el bueno de la película o seguirán interpretando al malo ahora que ya están en la cumbre de los dioses de la mentira del CINESPAÑOL.

Vivan los premios POYA con G de Gentuza.

Kaos en la red

1 comentario:

  1. Gracias por la difusión.

    Soy Salvador el autor de la crónica.

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