Después de años leyendo sobre marxismo, anarquismo, situacionismo, teorías revolucionarias de diverso signo, teoría de la evolución y un montón de locuras más uno se ha dado cuenta de una inquietante pero a la vez clarificadora verdad. No importa lo bien que suene escrito sobre el papel, lo acertados que puedan parecer en cierto momento todos los análisis del mundo si quienes se supone que deben llevarlos a cabo continúan anclados en la barbarie.
Nada puede lograrse si las personas fallan, tan sólo la perversión en los hechos de todo aquello que sonaba bello. Volver a hundirnos en la mierda para regocijo de nuestros aspirantes a eternos explotadores, siempre prestos a restregarnos en la cara lo miserable de la naturaleza humana, lo mucho que necesitamos que nos dominen porque a la mínima que se nos deja solos acabamos comiéndonos unos a otros. Con todo lo que los argumentos de algunos sociobiólogos y genetistas de la conducta nos digan sobre la imposibilidad de nuestros anhelos no está de más tampoco el recordarles que ellos también son hombrecillos averiados haciendo una ciencia no menos defectuosa que refleja y estudia según el encargo y las necesidad de quienes pagan. No está de más recordarles a quienes ven en la misantropía radical el límite infranqueable de toda discusión y práctica política lo mucho que sus presupuestos y su ciencia huelen a tradicion judeocristiana. Un ejemplo sería la consideración del egoísmo como una característica intrínsecamente negativa, eternamente enfrentada al altruismo en una relación binaria típicamente judeocristiana y basada en el concepto del bien y el mal absolutos como categorías inamovibles. Como si no hiciese falta cierta dosis de egoísmo para rebelarse contra las injusticias o como si un exceso de altruismo ciego e imbécil no pudiese constituirse en el caldo de cultivo de la más abyecta y perniciosa de las obediencias.
Puede ser pecar de ingenuos el creer que nuestra genética no nos condiciona en absoluto y que todo se aprende, que nacemos siendo una tabula rasa donde se empieza a escribir un fenotipo desde nuestro año 0 de existencia, que somos poco menos que angelitos... Pero igual de asquerosamente interesado e irracional es el pesimismo/posibilismo que nos condena a vivir siempre en penuria, guerra, injusticia y desolación... Por mor de nuestra condición humana. Todo esto suena demasiado "bíblico", tanto que a veces parece mentira que sean científicos profesionales y "expertos" que publican sus artículos en prestigiosas revistas quienes lo dicen. La misantropía rancia e irreflexiva no es más que una excusa, una renuncia, después de todo de la propia responsabilidad ante lo que sucede en este mundo podrido que TODOS ayudamos a sostener.
Pero ¿qué sucede con quienes desean genuinamente acabar con la pesadilla, cambiar el mundo...? Simplemente ocurre que estamos enfermos, contaminados y que en la mayor parte de los casos hacemos lo posible por no abandonar la línea de defensa que nos hemos trazado a nosotros mismos para coger el toro de nuestras miserias por los cuernos. ¿Cuántos proyectos fracasados por personalismos estúpidos, conflictos personales, megalómanos que llenan su bocaza y montones de cuartillas con brillantes reflexiones y luego se comportan como el peor de los despotas...? ¿Cuántos PEQUEÑOS HOMBRECITOS AÚN AGAZAPADOS, COLONIZANDO Y CONTAMINANDO NUESTRO SER? ¿Tenemos idea de lo grandes que cada uno de nosotros podriamos ser AHORA, si simplemente tuviesemos la decencia y el coraje de sacar al monstruo de dentro?
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