Naomi Klein y Avi Lewis. La Jornada. Rebelion.org
En 2004 hicimos un documental llamado La Toma (thetake.org), acerca de las empresas manejadas por los trabajadores. Después del dramático colapso económico del país en 2001, miles de trabajadores se metieron a sus fábricas cerradas y las pusieron a producir de nuevo y formaron cooperativas. Abandonados por los jefes y los políticos, ellos mismos recobraron los salarios caídos y las indemnizaciones, a la vez que recuperaron sus puestos de trabajo. Mientras estábamos de gira con la película, por Europa y América del Norte, había una pregunta que surgía una y otra vez: “Eso está muy bien para Argentina, pero ¿alguna vez podría pasar aquí?”
Bien, con la economía mundial asemejándose tanto a la de Argentina en 2001 (y a causa de muchas de las mismas razones) hay una nueva ola de acción directa, esta vez entre los trabajadores de los países ricos. De nuevo emergen las cooperativas como práctica alternativa ante más despidos. Los trabajadores en Estados Unidos y Europa comienzan a preguntar las mismas cosas que sus contrapartes latinoamericanas: ¿por qué nos tienen que despedir? ¿Por qué no podemos correr al jefe? ¿Por qué se le permite al banco hundir a nuestra compañía mientras obtiene miles de millones de dólares de nuestro dinero?
El 15 de mayo, en Cooper Union (una prestigiosa universidad estadunidense. N de la T), en Nueva York, participamos en un panel llamado “Corran al jefe: de Buenos Aires a Chicago, la solución con base a que el trabajador tome el control”. Participaron personas del movimiento en Argentina, así como trabajadores de la lucha de la fábrica Republic Windows and Doors, en Chicago.
Fue una gran manera de escuchar en forma directa a aquellos que intentan reconstruir la economía de abajo hacia arriba y que necesitan un significativo apoyo del público, así como de quienes arman las políticas públicas en todos los niveles gubernamentales. Para aquellos que no pudieron llegar, a continuación un rápido resumen de los recientes acontecimientos en el mundo del control obrero:
Argentina:
En Argentina –fuente e inspiración directa de muchas de las actuales acciones laborales– ha habido más tomas en los pasados cuatro meses que en los previos cuatro años. Un ejemplo: en enero, Arrufat, fábrica de chocolate con 70 años de existencia, fue repentinamente abandonada por sus dueños. Treinta empleados ocuparon la planta y a pesar de la enorme deuda en energía eléctrica que dejaron los antiguos propietarios producen chocolates a la luz del día usando generadores. Con un préstamo de menos de 5 mil dólares de The Working World (El Mundo Trabajador, theworkingworld.org), ONG que provee de fondos, iniciada por una simpatizante de La Toma, pudieron producir más de 10 mil huevos de pascua, su fin de semana más importante del año. Tuvieron una ganancia de 75 mil dólares, se llevaron a casa mil dólares cada uno y el resto lo ahorraron para futuras producciones.
Gran Bretaña:
Visteon es una empresa productora de autopartes, que se independizó de Ford en 2000. En una de las plantas, a cientos de trabajadores les dieron el aviso seis minutos antes de que su lugar de trabajo cerrara. En Belfast, 200 trabajadores realizaron un plantón en la azotea de su fábrica y al día siguiente otros 200 en Enfield hicieron lo mismo.
Durante las semanas siguientes Visteon incrementó su paquete de indemnización hasta 10 veces más que su oferta inicial, pero la compañía rehúsa depositar el dinero en las cuentas bancarias de los trabajadores hasta que abandonen las plantas, y los trabajadores se niegan a abandonarlas hasta que vean el dinero.
Irlanda:
A comienzos del año, una fábrica en la que trabajadores hacen el legendario Waterford Crystal (cristalería) fue ocupada durante siete semanas, cuando una empresa estadunidense tomó el control de la compañía matriz Waterford Wedgwood para entrar en un receivership (un tipo de bancarrota empresarial, en el cual se asigna a una empresa para que controle la compañía. N de la T).
Ahora la compañía estadunidense puso 10 millones de euros en un fondo de indemnización y las negociaciones están en curso para mantener algunos de los puestos laborales.
Canadá:
Mientras las tres grandes compañías automotrices se colapsan, Canadian Auto Workers (un poderoso sindicato, N de la T) ha ocupado al menos cuatro plantas de autopartes y las oficinas de cuatro legisladores provinciales.
En cada caso, las fábricas estaban cerrando y los trabajadores no recibían la compensación que se les debía. Ocuparon las plantas para que no se llevaran las máquinas y así obligar a las compañías a regresar a la mesa de negociaciones; justo la misma dinámica de las tomas de los obreros en Argentina.
Francia:
En Francia, este año hay una nueva ola de “secuestros de jefes”, en los cuales los enfurecidos empleados detienen a sus jefes en las plantas que enfrentan juicio hipotecario. Hasta ahora las compañías que han sido blanco de esto incluyen a Caterpillar, 3M, Sony y Hewlett Packard.
Al ejecutivo de 3M lo llevaron a comer moules et frites (mejillones y papas fritas) durante su calvario de una noche. En Francia, esta primavera se proyectó una exitosa comedia llamada Louise-Michel, película en la cual un grupo de trabajadoras contrata a un sicario para matar a su jefe luego de que cierra la fábrica sin aviso previo.
En marzo, un representante sindical francés dijo: “aquellos que siembran miseria cosechan furia. La violencia la realizan aquellos que reducen los puestos laborales, no aquellos que intentan defenderlos”.
Y el mes pasado mil obreros siderúrgicos franceses y belgas irrumpieron en la asamblea anual de los accionistas de ArcelorMittal, la mayor compañía de acero del mundo. Irrumpieron en la sede central de la compañía en Luxemburgo, destrozaron las puertas, rompieron las ventanas y pelearon contra la policía.
Polonia:
También el mes pasado, en el sur de Polonia, en el mayor productor de coque en Europa, miles de obreros tapiaron la entrada a las oficinas centrales de la compañía, en protesta contra las reducciones salariales.
Estados Unidos:
En Chicago, en diciembre pasado 260 trabajadores de la fábrica Republic Windows and Doors ocuparon su planta en lo que fueron seis días determinantes. Con la ayuda de una inteligente campaña contra el mayor acreedor de la compañía, Bank of America (“¡A ti te rescataron, a nosotros nos traicionaron!”) y una masiva solidaridad internacional ganaron la indemnización que se les debía. La planta está en proceso de volver a abrir con nuevos dueños, haciendo ventanas energéticamente eficientes. Recontrataron a todos los trabajadores con los salarios que tenían.
En Chicago comienza a marcarse una pauta. Hartmarx, que también tiene su sede en esa ciudad, es una compañía con 122 años que hace trajes, incluyendo el azul marino que Barack Obama usó en la noche de las elecciones y su esmoquin y abrigo de la toma de posesión. Hartmarx está en bancarrota. Su mayor acreedor es Wells Fargo, que recibió un rescate de 25 mil millones de dólares de los contribuyentes. Hay dos ofertas para comprar la compañía y mantenerla operando, pero Wells Fargo la quiere liquidar. Y 650 trabajadores votaron en favor de ocupar su fábrica en Chicago, si el banco toma pasos para liquidarla.
Barack Obama ganó la elección prometiendo una recuperación de abajo hacia arriba en vez de arriba hacia abajo. Una prueba de esa promesa será dónde comprará su próximo traje.
© 2009 Naomi Klein.
Traducción: Tania Molina
http://naomiklein.org
Rebelion.org
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