Los atentados contra las neoyorquinas Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, que se cobraron la vida de unas 3.000 personas, llevaron a Estados Unidos a encabezar una lucha contra el terrorismo internacional sin precedentes, y en muchos casos, sin control. La polémica cárcel de Guantánamo, por la que han pasado unos 800 presos y que cumple siete años de vida con un futuro incierto, se ha convertido en uno de sus símbolos.
A lo largo de estos siete años, y según denuncia la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, la base estadounidense ha albergado a 800 detenidos, entre ellos unos 12 menores, la mayoría sin cargos ni juicio. En la actualidad todavía permanecen allí unas 250 personas. Desde la llegada de los primeros sospechosos de terrorismo, aproximadamente 520 han sido liberados de Guantánamo y enviados a otros países, según AI.
Además, los datos publicados por esta organización revelan que la mayoría de los presos han sido sometidos a un régimen de aislamiento por el cual permanecen confinados durante un mínimo de 22 horas al día en celdas de acero individuales sin ventanas al exterior. Esas condiciones de vida impuesta por la prisión y los tratos y torturas sufridas por los prisioneros, conocidos públicamente a través de imágenes que han dado la vuelta al mundo, llevarían al suicidio a al menos cuatro hombres, aunque se tiene información de decenas de intentos de quitarse la vida, tal y como asegura la citada organización.
El 11-S, la primera piedra de Guantánamo
La historia de la controvertida Guantánamo comienza con los atentados del 11-S de 2001 contra Nueva York. Entonces el Congreso de Estados Unidos aprobó una resolución que concedía al presidente del país una autorización sin precedentes para usar la fuerza contra aquellas "naciones, organizaciones y personas" que a su juicio tengan cualquier relación con los ataques o con actos de terrorismo internacional que se cometan en el futuro. Además, George W. Bush firma un memorando en el que aparentemente autoriza a la CIA a establecer centros de detención fuera del territorio estadounidense.
Por otro lado, Estados Unidos lidera una 'cruzada' en forma de guerra contra el terrorismo internacional, en concreto contra el gobierno talibán y los miembros de Al Qaeda en Afganistán, responsables de los ataques de ese 11 de septiembre.
Historia de torturas, malos tratos y abusos
El 11 de enero de 2002 se produce el traslado de los primeros detenidos desde Afganistán a Guantánamo. A finales de ese mismo año, el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, aprueba técnicas de interrogatorio para su uso discrecional en Guantánamo que incluyen encapuchar y desnudar a los detenidos, la privación sensorial, el aislamiento, las posturas en tensión y el uso de perros para "inducir estrés". A pesar de ser revocada inmediatamente, a los pocos días, dos detenidos afganos mueren bajo custodia estadounidense en Bagram como consecuencia de torturas u otros malos tratos; nos serían los últimos.
En 2003, las fuerzas norteamericanas encabezan la invasión de Irak para derrocar al régimen de Sadam Hussein. A partir de ese momento, la comunidad internacional empieza a sospechar de la legalidad de algunas de las prácticas de Estados Unidos. En 2004 la cadena 'CBS News' difunde fotografías de torturas y otros malos tratos infligidos a detenidos iraquíes a manos de soldados estadounidenses en la prisión de Abu Ghraib, en Irak. Las fotografías recorren el mundo entero. Es sólo el comienzo.
Clamor contra la controvertida cárcel
Organizaciones de derechos humanos alzan su voz contra los centros de detención estadounidenses en Guantánamo y Abu Ghraib, pidiendo su cierre. A ellas se suman expertos de la ONU, ex presidentes de Estados Unidos y varios jefes de Estado de todo el mundo.
Mientras las críticas aumentan y distintos tribunales y resoluciones judiciales desde los propios Estados Unidos cuestionan la legalidad de estas prisiones o, cuanto menos, de sus métodos, el Gobierno norteamericano de George Bush mantiene sus prácticas. Y, entre tanto, más casos de presos torturados y muertos salen a la luz. Eso sí, todo permanecía como información clasificada bajo un entramado gubernamental muy poco transparente.
Con la victoria de Barack Obama en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos algunos ven un posible final de Guantánamo; otros lo dudan. El presidente electo ha prometido su cierre. De una forma u otra, no le resultará nada fácil.
MV
No hay comentarios:
Publicar un comentario