10 oct 2010

[Colombia] La distopía colombiana

“La guerra es la paz”, esta era una de las consignas máximas del Estado totalitario de Oceasia dirigido por el Gran Hermano en la célebre distopía escrita por George Orwell y titulada “1984”. La distopía es el termino contrario a la utopía y se refiere para enmarcar una sociedad opresora tutelada de manera dictatorial por un gran líder que se presenta a la sociedad como un salvador y ésta lo acepta y lo aclama en su mayoría, después de dar esta breve descripción del término “distopía” podemos afirmar que el Estado-guerra colombiano hace de este país “macondiano” del realismo trágico un terreno distópico.

A sus 59 años es dado de baja Jorge Briceño Suárez alias el “Mono Jojoy” el día miércoles 22 de septiembre de 2010. Briceño era el responsable militar de las FARC-EP, comandante del bloque nororiental y miembro del estado mayor. La operación militar en contra de él denominada “Sodoma” contó con presencia de elementos de todas las ramas de las fuerzas armadas con un contingente aéreo de más de 30 aviones y 27 helicópteros, durante dicha operación murieron dos oficiales, los soldados José Javier García Capera y Jaime Sánchez Robayo, la realidad de nuevo contraría los partes oficiales que en esta oportunidad daban como única baja a la perra antiexplosivos Sasha.

Los medios de comunicación han hecho de la muerte del “Mono Jojoy” un espectáculo mediático, los lobos aúllan paz como un rebaño de inocentes corderos, la necrofilia acompaña a los colombianos al momento de la cena, viendo el noticiero o en un bus con sobrecupo mientras van rumbo a su trabajo precario, en todo espacio el Gran Hermano comunica su mensaje, el Gran Hermano te vigila. "El símbolo del terror en Colombia ha caído", enfatizó Juan Manuel Santos presidente de Colombia a la prensa en la sede de la ONU, donde participa en la Asamblea General, y en todos los medios se repitió la alocución constantemente con el fin de buscar cohesión social frente a dichas declaraciones.

El presidente Juan Manuel Santos y sus diversos subalternos muestran una felicidad casi morbosa por el abatimiento de Briceño, sonríen a la prensa y rodeados de sus perros de caza, entiéndase cúpula militar, se puede divisar en sus caras un efecto casi de placer sexual, maquillando su morbo y endulzándolo por la consigna del servicio a la patria, a una patria de mierda.

Todos dicen que el Mono Jojoy era el terror que azotaba a este país y bueno, me pregunto yo, ¿Qué pasa con los terrores que lo siguen azotando? ¿Qué pasó con los miles de asesinatos de Estado mal llamados “falsos positivos” de los cuales Santos es directo responsable? ¿Qué pasa con los y las que perdieron su vida por pensar distinto o aquellos que despidieron sus seres queridos abalados y torturados; acaso ese el precio de ser un crimental sudamericano? y ¿los desaparecidos; quizás en una fiesta, en última cena en los jardines del Uberrimo?

Sin embargo esta parodia sigue, este país hiede a muerte y ello se nos hace tan habitual que cuando los grandes asesinos se reclaman como ángeles vengadores, la gente les cree, los vitorea y ebria de ceguera los aplaude apasionadamente, olvidando lo cercana que la muerte ronda, que va vestida con la sangre de los desdichados, se les olvidan, a todos y todas las que aplauden alegremente el camino hacia la tumba, las vidas extintas por aquellos Herodes que se postran en el poder. Me pregunto, si en verdad luchamos contra el terrorismo ¿por qué no se bombardea la casa de Nariño?

En este artículo no se pretende ensalzar a las FARC o al Mono Jojoy, ni nombrar las diferencias que se tengan ante las acciones de Briceño, ni hacer juicios hacia él; en este escrito se hace referencia a la otra cara, al otro bando, al Estado y al poder que escondidos como falanges dentadas en un guante de terciopelo rigen cruel e hipócritamente el destino de este país con mano de hierro.

Bueno, al parecer en Colombia la distupía escrita por Eric Arthur Blair en 1948 bajo el seudónimo de George Orwell parece haber anclado en tierras fértiles y no solo por lo plasmado brevemente en las líneas anteriores, ya que hay más aristas e interconexiones entre la distopía y nuestra realidad.

Recuerda que en el discurso hegemónico de esta democracia “La guerra es la paz. La libertad la esclavitud. La ignorancia la verdad”

Que Dios y el espíritu “Santos” acompañe a este país de hijos de Dios (Uribe) todo poderoso, y consagrado al “sangrado” corazón, amén.

Atarka Rebel – Crimental activo-

Escrito en el año 26 de la era Orwelliana.

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