En 1953 el director valenciano Luis García Berlanga contaba la historia de las ambiciones de un pequeño pueblo castellano que veía en la promesa de una visita de los americanos, la oportunidad de engancharse al progreso, a la modernidad, a la prosperidad y por qué no, a la fama. Para resultar más efectivos y efectivistas ante los yankis, el pueblo entero, incluidos sus paisanos, se convertía en un gran escaparate; un gran decorado resultón y falso, con disfraces para tod@s y decorados que ocultaban las miserias y aparentaban alegría. Al final de la peli(y perdonen si se lo fastidio) los americanos pasan por Villar del Río sin detenerse, veloces como coches de fórmula 1.
En 2007 Jean Nouvel presentó un proyecto para la construcción de un bosque urbano que sirviera para unir el grao con la ciudad de Valencia. Pero el proyecto de este Delta Verde en que debía concluir el nuevo cauce fue desestimado ante la propuesta mucho más sugerente de levantar un circuito urbano de formula 1. Y se preguntarán ustedes, ¿y que tiene que ver la F1 con la idea de unir el Grao, Nazaret y la dársena con la city? Pues nada, pero no me dirán que la propuesta del circuito no pega mucho más con la filosofía fallera del cartón piedra, con los escaparates arquitectónicos que Calatrava levantó en el río, con la posibilidad de presumir de puerto al estilo Mónaco, con esa enfermiza obsesión por aparentar grandeza aun a riesgo de que bajo la fachada nuestra ciudad esté vacía.
Así que una vez aceptado el proyecto nuestr@s polític@s eufóric@s, maestros en el arte del engaño y el despilfarro, se pusieron manos a la obra. En primer lugar los costes corren a cargo de la Generalitat, “a fondo perdido claro y Eclestone gana sí o sí, a él le pagan por poner la marca(F1) y no arriesga un duro”. El ayuntamiento paga las infraestructuras y su beneficio llega, si es que llega, de las taquillas y los contratos con las televisiones. “Nos dijeron que toda esta mega-construcción sería beneficiosa para todos pero claro está que del pastel no hay nada para el barrio”. Quien denuncia es el presidente de la asociación de vecinos de Nazaret. Al más puro estilo “Bienvenido mister Marshall” se levantaron vallas y gradas desmontables y se asfaltaron las carreteras que durarán en buen estado lo que dure el “Gran Premio”.
“El circuito se ha construido sin realizar ningún estudio de daños, además con la legalidad actual era imposible hacerlo pero como no nos daban información no podíamos demandarlos”. Diestros en trampas, desde la Generalitat se cubrieron las espaldas y sacaron un decreto excepcional por el cual y en pos del “interés general”, quedaban fuera de aplicación un buen número de leyes tales como: “la normativa de impacto ambiental, la ley urbanística valenciana, la ley de protección del paisaje, la ley de contaminación acústica, la ley de regulación de espectáculos públicos…” Y el gobierno central no dice nada? “Lo único que escuché es que a la vicepresidenta le gustaba la F1”.
Y todo para que este confeso admirador de Hitler, el pequeño Bernie Eclestone, socio del yerno de Aznar, Alejandro Agag, compañero de otro de los jefes de la F1 el aficionado a las orgías nazis Max Mosley, y ya íntimo de nuestra alcaldesa y nuestro incorruptible presidente, monte un circo que tendrá su segundo acto este mismo verano. Ante el riesgo de fracaso en espectadores y seguimiento los organizadores han contratado a un campeón de 40 años retirado hace más de tres. Obviamente tampoco sabemos cual ha sido la cifra que ha conseguido el milagro de resucitar “Chumaker”.
Desde el balcón del ayuntamiento Pepe Isbert reconocía ante su pueblo aquello de “como alcalde vuestro que soy os debo una explicación”. Nuestra alcaldesa y toda esa corte que la rodea deben más de una.
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