Al preso Andrés Rabadán
Albert Castillón | 22/01/2009
Los periodistas a menudo somos crueles y no llegamos a ponernos en el lugar del personaje objeto de nuestras iras. Los bautismos léxicos con los que damos a conocer a delincuentes no se olvidan en años, ello impide que sus protagonistas tengan otra oportunidad. Cuando el delincuente ya ha pagado su culpa con la sociedad llega su segunda condena: la opinión pública, sabiamente manejada por los periodistas en beneficio de la audiencia. Hoy quiero pedir perdón a Andrés Rabadán.
Durante 15 años le he llamado "el asesino de la ballesta". Esta será la última vez. Lleva 15 años en prisión sin un solo permiso penitenciario por ser quien es gracias a nosotros. Si fue cruel su crimen también lo es que cuando todos los informes médicos y penitenciarios le son favorables, él siga encarcelado por ser un preso de los llamados "mediáticos". Estos días he conocido a su mujer con la que lleva casado cinco años intentando rehacer su vida.
No solo le quiere, sino que es la mejor garantía para su reinserción social. Me consta, porque así me lo ha dicho, que este bloc en ocasiones lo ha leído Albert Batlle, Secretari de Serveis Penitenciaris, a su buen juicio apelo para que me haga creer en la reinserción que él predica y que seguro Andrés no encontrará en la cárcel Modelo.
He escrito a Rabadán una carta formulándole las clásicas preguntas que le haría un periodista y él me ha respondido con las siguientes palabras: "Intenta por un segundo ponerte en mi lugar y trata de ver no solo mi lado oscuro, sino también mi lado humano. La gran parte de mí es exactamente igual a ti y llevo quince años, ¡15 años! soportando todo esto por culpa de un brote esquizoide a los 20 años. Recibe Albert un saludo atento y cordial y por favor, si has de hacer algo, no me perjudiques más de lo que ya estoy, que no es poca cosa lo que tenemos encima mi esposa y yo". Va por ti Andrés.
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