MANRIQUE C. SÁNCHEZ | ALICANTE
Salvo el último, todos los traslados se han efectuado en furgones policiales sin medidas.
La familia de un preso en peligro de muerte denunció ayer públicamente que una cadena de negligencias por parte de Instituciones Penitenciarias lo ha llevado a ese estado y criticó el «trato inhumano» que esta administración del Estado le está dispensando.
Documentos médicos oficiales facilitados a La Verdad por sus parientes revelan que José Moya Hernández, de 30 años y vecino de Alicante, ha sido sometido en las últimas semanas a un fatigoso periplo por varias cárceles españolas y centros hospitalarios pese a su delicado estado de salud.
Según su hermano, Jesús Moya, la cárcel de Córdoba, donde cumple una condena de siete años de prisión por robo, autorizó su traslado en un vehículo policial a la de Castellón tras administrarle antiinflamatorios por el flemón dentario que sufría.
El viaje se inició el pasado 15 de enero y contó con una primera parada en un presidio de Madrid. Sus responsables ordenaron a los agentes que lo custodiaban que siguieran con el itinerario previsto aunque ya tenía «la cara desfigurada» a causa de la dolencia.
Así llegó al Centro Penitenciario Alicante II, en Villena, para pernoctar. El día 19, los servicios médicos de esta prisión advirtieron la gravedad de su estado y lo enviaron al Hospital de Elda. Al carecer de especialista en cirugía maxilofacial, los facultativos lo remitieron al Hospital Universitario de Sant Joan, en cuya unidad de Urgencias ingresó a las diez y diez de la noche.
A la mañana siguiente, dado que este último hospital no dispone de módulo de seguridad, el paciente es sometido a un nuevo traslado (como los anteriores, en un furgón policial sin medios ni personal sanitario), en este caso al Hospital General de Alicante. En ese momento, José ya presenta una grave infección en la mandíbula con «salida de pus intraoral», lo que aconseja una intervención quirúrgica inmediata.
A las nueve y media de la mañana del día 21, un médico adjunto prescribe su «traslado urgente» al Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital de Sant Joan, pero éste no se materializa hasta ocho horas después. En los días posteriores su salud se deteriora rápidamente y es operado varias veces para tratar de frenar la infección que invade su mandíbula y se extiende peligrosamente hacia el pecho.
En todo momento, incluso en el área quirúrgica, dos agentes vigilan al preso a pesar de que permanece intubado y fuertemente sedado. Su familia opina que ese trato es «inhumano» y ha solicitado ya a la dirección de la cárcel de Villena y a la juez de Vigilancia Penitenciaria que concedan a José el tercer grado y la libertad condicional en virtud del artículo 92 del Código Penal para que tenga «derecho a una muerte digna».
Diario La Verdad
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