Hoy jueves 13/5 a las 8 AM 6 furgonetas de antidisturbios de la Guardia Urbana y un amplio dispositivo de seguratas han tomado el barrio y han desalojado 2 viviendas y un centro social el "3 assalt", dejando en la calle unas 10 personas y destruyendo el único centro social que quedaba en Vallcarca. Lugar donde hacíamos comedores, cenadores y distintas actividades para el barrio. No nos han dejado sacar las cosas del local, todo el material del comedor: cocinas, neveras , ollas...libros y computadoras que han ido a parar a los contenedores de escombros.
Este desalojo no es casual.
Justo en fin de semana anterior, habíamos realizado unas jornadas de denuncia del conflicto urbanístico en Vallcarca, organizado por lxs destintxs vecinxs del barrio en las esplanadas (antiguas casas) y en el 3 assalt. Días después, allí estaba troya!!!! destruyendolo todo!!
Así vemos la prioridad del ayuntamiento: desarticular los lugares de reunión, dando preferencia a desalojar los centros sociales (3 en 2 meses), y disolver cualquier intento de autorganización vecinal.
Gastan nuestro dinero en destruir proyectos sociales y autogestionados, dejando grandes solares, durante mucho tiempo. para seguir con su política de degradación del barrio. Porque construir (de momento) no van a construir nada.
Echan a lxs vecinxs de sus casas, cierran los comercios de toda la vida, nuestros lugares de reunión.....Ante el silencio y la connivencia de los medios de comunicación, el ayuntamiento y las constructoras hacen negocio con total impunidad. Dinero público para beneficios privados!!!!
La destrucción avanza si no hacemos nada por pararla.
No al plan urbanístico!!!
Vallcarca despierta!!!!!
Reestructuración urbanística: un claro ejemplo de como se hacen las cosas en Vallcarca
Ante la necesidad de construir rápidamente ciudades enteras, nos disponemos a construir cementerios de hormigón armado, en las que grandes masas de la población están condenadas a morirse de aburrimiento.
Internationale Situationniste # 3, 1959
La lógica del mercado se extiende a todos los ámbitos de la vida . Hipotecando nuestro presente y futuro,haciéndonos creer de que somos las personas responsables de la crisis económica y por defecto tenemos que pagarla con nuestro trabajo. Todo está regido por sus leyes y su lógica: desde nuestra manera de ganarrnos el pan hasta como curarnos las enfermedades y dolencias. Y la forma en cómo y dónde debemos vivir, no puede escapar de ella. Ahí tenemos a la reestructuración urbanística que nos perjudica a todas las personas que no pertenecemos a esa clase exclusiva, minoritaria y parasitaria, que nos legisla, nos gobierna y nos oprime.
Vallcarca no sirve al capital así como es, o mejor dicho como era. No se ajusta a los intereses de la casta de empresarios de nuestra querida Barcelona. Vallcarca es un tumor a extirpar, como tantos otros barrios similares.
Maquinas, grúas, policías, seguratas. Poco a poco vienen, nos echan a la calle, destruyen nuestras casas a veces con nuestras cosas dentro, y además nos roban nuestros lugares de encuentro, espacios de creación y reflexión.
Se derriban las viejas torres, llenas de encanto, con sus jardines melancólicos, para elevar horrores modernos donde meter diez, veinte veces el número anterior de habitantes.
No solo nos quedamos sin casa, sino que también perdemos lazos humanos, partes de nuestro pasado y de nuestra historia, referentes de todo tipo. Pero el mercado, ese desconocido omnipresente, nada entiende de ello. Él solo ve números, negocios, inversiones; nosotras exponentes de formas de vida, pedazos de nuestra historia, porciones irrecuperables nuestras.
«Vallcarca es un barrio goloso para la especulación: súbitamente se ha vuelto céntrico (al menos en relación a su situación anterior, cuando era un barrio residencial), y tiene un metro a la puerta. Es, además, lugar de paso en el ascenso o la bajada de turistas del Parque Güell: para la mirada clasista y pacata de nuestros ediles, era una vergüenza que había que erradicar, y de paso hacer negocio. Están en ello…»
Pero si intentamos ver mas allá, notaremos que el verdadero tumor es esta plaga urbanística-destructora que se extiende como una mancha de aceite por toda la ciudad —y más allá de sus fronteras. Y veremos que ese MERCADO anónimo del cual hablamos, en este caso, no son ni más ni menos que el Ayuntamiento de Barcelona y el grupo empresarial Nuñez y Navarro, que como dioses modernos se creen con la capacidad de hacernos vivir donde ellos quieren y como ellos quieren.
No al plan urbanístico!!!
Vallcarca despierta!!!!
¡Podrán destruir los instrumentos, pero no acabarán con la música!
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