Nuestras maneras y nuestra afición a la historia habrán decidido a los más rápidos de nuestros lectores a calcularnos contrachapados a la antigua y a suponernos fósiles semiextintos del Pleistoceneté tardío, allí por 1977, período de deshielo de un movimiento anarquista tundido y apaleado, que reapareció por decreto y volvió a congelarse en diferentes facciones que dejaron bastante que cristalizar. Y es que ya no eran la megafauna de antaño.
Pues bien; es cierto, ahí estábamos, y algunos llegamos a correr delante de los grises (para luego jactarnos, en el patio del colegio, de las pelotas de goma que habíamos recogido en el campo de batalla), y algunos vimos en algún mitin la momia de Federica Montseny, pero aunque hubiéramos querido bailar con ella no se dejaba abrazar y se retiraba temprano, así que ¿qué hacer a partir de las diez? ¡Punk! éramos unos críos...
A finales de los 70, Crass y cía. tenían en España menos influencia que las Juventudes Libertarias de Burgos, y la ensalada tardó bastante en desplazar del menú a las anfetaminas y los barbitúricos. Algo se ganó, algo se perdió, pero no entraremos a discutir qués y porqués, que ya basta de marear la perdiz, aunque concederemos (aun sin acabar de entenderlo ni celebrarlo) que si el fenómeno punk (si fenómeno alguna vez fue) pervive debe de haber alguna razón.
El punk dispone hoy de más manuales, manifiestos y biblias que una biblioteca de ajedrez. Se puede practicar con sotana y hasta oír en una comisaria, aunque no es la norma. Igual que en la doctrina de la idea, hay una teoría para cada clase de anarquía, y menudean en él las aposiciones y los adjetivos, pero también quienes prefieren pasarse sin ellos.
No vamos a polemizar entonces sobre si el punk es compatible con la medicación para el Alzheimer o si caducó el mismo día que Sid Vicious. Comprendemos algunas cosas —o decimos que lo hacemos— y se nos escapan otras, pero hay una que no: ¡que en MySpace las páginas punk se cuenten por millones y las anarco punk las haya a decenas de miles!
Imposible concebir que alguno de vosotros (si alguno hay), punks de línea dura y recta que devoráis burgueses y verdura y discrepáis de la dopa y del que vota, tenga relación con tal monstruosidad: lo sabemos, pero sabemos también que la asociación a un movimiento o tendencia que predica la rebelión pero fraterniza con el enemigo no es de recibo, así que sed buenos, empuñad las armas, aunque sean ceros y unos, y afeadle la conducta a vuestros consocios y conocidos, para que dejen de hacer el ridículo.
Alguien (más estupefacto que nosotros) nos ha hecho el trabajo, y ahí va nuestro compendio, traducido libremente, de argumentos e insultos contra MySpace. Quien quiera el documento completo y no se arredre ante el inglés, sólo tiene que buscar “the ABCs of Fuck MySpace” en la red.
MySpace pertenece a News Corporation, un conglomerado de doscientas empresas relacionadas con los medios de comunicación: 43 periódicos, 34 revistas, 29 estudios de cine o televisión y 72 canales de TV y varias editoriales. El dueño de todo eso es Rupert Murdoch, acérrimo patrocinador del Partido Republicano. La compañía se embolsa cerca de veinticinco mil millones de dólares al año. Fox News, una de las empresas, tuvo mucho que ver con el fraude electoral del 2000, cuando fue la primera en anunciar una muy dudosa victoria de Bush y logró crear una tendencia de opinión que fue decisiva para que... en lugar de un demonio tuviéramos a otro [esta es nuestra].
MySpace ha amalgamado en un solo canal corporativo la mayoría de webs de grupos, homogeneizando así la imagen de internet y justificándose con la pobre excusa de una mayor comodidad.
No le faltan anunciantes y aumenta las tarifas basándose en la popularidad de su web.
Es hora de cortar con esto. ¿Qué carajo hace la escena punk en MySpace?
Es que es tan fácil…
También lo es Wal-Mart [una especie de Corte Inglés multinacional, que explota a casi dos millones de trabajadores y cuenta con miles de tiendas] y a nadie se le ocurriría incluir tal marca en la carátula de un CD punkarra.
Por otro lado, la web es una mierda: las páginas se hacen interminables y el diseño es infinitamente más pobre que el 99% de cualquier cosa que haya en la red. Por no decir que si soltáis una palabra más alta que la otra (lo que antes eran insultos al clero o tuteo a la autoridad) seréis reñidos o expulsados, y si no molestáis ni al carca de Murdoch es que los Crass tenían más razón que Dios y el punk murió en noviembre de 1978.
Las giras punk existían antes de MySpace, y si Black Flag pudo pasarse sin eso para dar conciertos por todo el país, tampoco te hace falta a ti. ¿O es que no tienes teléfono ni e-mail? ¿Qué banda existe sólo en MySpace, sin ninguna otra forma de contacto? ¿Quién anuncia sus conciertos
exclusivamente en MySpace? ¿Qué grupo organiza sus giras solamente a través de MySpace?
¿Y qué pasó con el “Házlo Tú Mismo”? El punk se parió a base de fotocopias y de circuitos alternativos (que además funcionaron tan bien que fueron plagiados por el enemigo), así que no nos vengáis con que la comodidad es razón suficiente para aliarse con tipejos como Murdoch, a quien alimentáis con el solo hecho de aparecer en su web.
Más difusión no significa mejor difusión, sino generalmente lo contrario, a menos que aspiréis a ser conocidos por fans de Michael Jackson que ya no saben qué comprar o por renegados del country & western con distorsión.
Pensad en todo esto la próxima vez que actuéis ante cincuenta personas y un pollo (número y composición del público en el concierto de los Damned en el festival de Mont de Marsan), antes de anunciar: “Si habéis pasado un buen rato y queréis saber más del grupo, visitadnos en MySpace”. O sed honestos y añadid: “Rupert Murdoch estará encantado de hacer negocio con vosotros”.
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