Entrevista con Zoya, militante de la Asociación Revolucionaria de las Mujeres Afganas (RAWA)
Fundada en 1977, la Asociación Revolucionaria de las Mujeres Afganas (RAWA) es la más antigua de las organizaciones políticas activas en Afganistán. Su prioridad es “el establecimiento de un régimen democrático y laico” fundado sobre la autodeterminación del pueblo afgano y donde los derechos de las mujeres sean reconocidos. RAWA desarrolla clandestinamente sus actividades educativas sobre el terreno. Sus militantes están bajo una constante amenaza y por ello actúan bajo el disfraz de la acción humanitaria. Sin embargo, RAWA “no es una organización humanitaria” y sus actividades sociales están subordinadas a sus objetivos políticos.
Dentro del marco de una gira de conferencias que tuvo lugar en febrero, Alternative Libertaire (N.d.T. organización anarquista francesa), pudo entrevistarse con una de sus militantes, Zoya.
¿Dónde está la izquierda radical en Afganistán?
La situación de la población es extremadamente preocupante desde todos los puntos de vista: la guerra y la ocupación no han hecho más que incrementar la miseria económica, social y cultural. Para las organizaciones de la izquierda radical como RAWA, el contexto es muy confuso dado que tienen que batirse contra una alianza objetiva entre cuatro enemigos: las tropas de ocupación pertenecientes a una coalición de 41 países extranjeros, el gobierno Karzai de colaboración con el ocupante, los barones de la droga y las dos principales fuerzas integristas, que son los talibanes y los mujaidín. Las organizaciones de resistencia están sometidas a las presiones de todas las partes si, como es el caso de RAWA, no se comprometen con ninguno de estos cuatro enemigos del pueblo afgano.
¿Cómo caracterizáis al gobierno Karzai?
Se puede considerar al gobierno Karzai como una alianza política entre los ejércitos de ocupación y las elites locales (integristas y barones de la droga, que muy a menudo son los mismos). Desde el primer día, este gobierno ha abandonado la causa del pueblo afgano para plegarse a los intereses de los ocupantes, favorecer el tráfico de armas y de drogas e instituir el reino de la corrupción en el seno del sistema político y jurídico. Así, el gobierno absuelve sistemáticamente a los culpables de violencia contra las mujeres (1). Se podría hacer el mismo análisis en lo concerniente al Parlamento o al sistema judicial.
¿Cómo os planteáis vuestro combate en este contexto?
Nuestro combate es, por encima de todo, una resistencia política radical a esta alianza objetiva. Nosotras denunciamos el compromiso que propone el gobierno Karzai a los talibanes para integrarlos al gobierno: eso no traerá la paz. El único medio de que haya paz es que haya justicia. Nosotras proponemos formas de auto-organización política, las únicas capaces de expresar las reivindicaciones del pueblo afgano dentro de un marco no violento. Militamos por la creación de un frente popular democrático que agrupe a las personas y organizaciones democráticas y anti-fundamentalistas tanto en Afganistán como en occidente para apoyar al pueblo afgano. Sabemos que es difícil, pero no imposible.
Háblanos de vuestras actividades sobre el terreno
La acción política directa es muy difícil de llevar a cabo en Afganistán, dado que es duramente reprimida. Por ejemplo, la fundadora de RAWA, Meena, fue asesinada por un integrista en 1987. Ello no es obstáculo para que difundamos nuestras publicaciones o llevemos a cabo manifestaciones en los campos de refugiados de Pakistán, pues las manifestaciones están prohibidas en Afganistán. Por otra parte, llevamos a cabo una labor de justicia social: realizamos cursos de lectura y de escritura para luchar contra el analfabetismo y creamos orfelinatos. Mediante este trabajo de educación luchamos por la democracia y contra los prejuicios y el fatalismo. Hay que añadir que RAWA, a diferencia de la mayoría de organizaciones humanitarias y políticas, interviene principalmente en las zonas rurales, donde la influencia de los integristas es mucho más fuerte que en Kabul.
(1) Con posterioridad a la entrevista, el gobierno afgano dio luz verde a un proyecto de ley que autorizaba la violación dentro del matrimonio, pero tuvo que retirarlo debido a la presión internacional.
Entrevista realizada por Daniel (AL Alsacia) en febrero de 2009
Traducida al castellano por Manu García en www.alasbarricadas.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario