2 feb 2009

La cara oculta del manifiesto de Izquierda Anticapitalista para las elecciones europeas 2009

"Es necesaria una alternativa política anticapitalista cuya única lealtad esté en las luchas y movimientos sociales, que nunca acepte participar en la gestión del sistema"

"Para avanzar en este camino, Izquierda Anticapitalista ha decidido presentarse a las próximas elecciones europeas de junio de 2009"

El manifiesto de Izquierda Anticapitalista (IA) para las elecciones europeas es una perfecta recopilación de críticas a políticas que producen rechazo para la mayoría de la izquierda más o menos consciente.

Es un manifiesto que dice claramente a qué se opone, pero curiosamente no se moja diciendo con la misma claridad por qué se pretende luchar, qué alternativa a esa criticable situación se ofrece. Con esto se consigue que mucha gente lo firme, porque evidentemente la mayoría está de acuerdo en esos rechazos, pero al mismo tiempo se le está dando el aval a un partido que no dice qué va a hacer con esos apoyos. Esto nos trae a la memoria aquello del "Otan, de entrada no" de Felipe González, que tanta gente apoyó y luego se arrepintió cuando ya era tarde.

Prometen nunca aceptar participar en la gestión del sistema, sin embargo dos párrafos después dicen que se van a presentar a las próximas elecciones europeas. Extraña contradicción, ya que la contienda electoral consiste en obtener un puesto político para participar en la gestión del sistema que nos ha impuesto el capitalismo, ya sea de concejal o de europarlamentario, ya se trate del envío de tropas europeas al Líbano o de la recalificación del cementerio del pueblo.

Quizás IA piensa que desde el parlamento europeo se puede gestionar la movilización social. No son aspiraciones banales: a medida que naufraga Izquierda Unida, sugerentes capas del electorado progresista están quedando desprovistas de papeleta y alguien tendrá que cubrir esa cuota de mercado.

Las buenas intenciones "anticapitalistas" de un manifiesto no lo son todo. Se dice que "el capitalismo global... provoca una mayor desigualdad social y amenaza la supervivencia del conjunto de la humanidad y del planeta" o también que "se niegan derechos sociales fundamentales como los de una vivienda y unas pensiones dignas". Temas importantes, quien lo duda, pero nada lejos quedan de lo que ha propuesto IU desde hace años y resulta que su caída es imparable porque su práctica ha sido radicalmente (esta vez sí) contraria a sus postulados.

Las mieles del poder

Se anuncia la voluntad de nunca aceptar participar en la gestión del sistema, sin embargo el pasado 20 de enero en la Universidad Complutense de Madrid dirigentes de Izquierda Anticapitalista y del PSOE hicieron una inequívoca demostración de política "progresista" dando juntos un homenaje al asesinado estudiante antifranquista Enrique Ruano.

Jaime Pastor y Manuel Garí, de Izquierda Anticapitalista, compartieron panel con José María Mohedano (controvertido ex alto cargo del PSOE y defensor en el Congreso de la Ley Corcuera, popularmente conocida como "Ley de la patada en la puerta") y con el ex presidente del Congreso de los Diputados, Gregorio Peces Barba, quien entre otras cosas el 17 de diciembre de 2004 fue nombrado Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (un cargo de nueva creación, con rango de Secretario de Estado que debía coordinar la acción de varios ministerios) por el Consejo de Ministros.

Al acto asistieron numerosas personalidades: los presidentes del Congreso y del Senado, José Bono y Javier Rojo, respectivamente, y los ministros de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Tal fue la foto que publicó El País. El diario Público remarcó que también se sumó al homenaje, a través de mensajes, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Es la cercanía a las mieles del poder: la posibilidad de oficializar un proyecto electoral, de ganar algún día segundos en el telediario, de ser subsidiado. Mieles de un poder hipócrita, que al mismo tiempo que asiste a un homenaje en memoria de un asesinado del franquismo, rechaza por todos los medios la posibilidad de abrir juicios por los cientos de miles de muertos de ese mismo franquismo y hasta se opone a redactar una ley de memoria histórica que pueda concebirse como digna.

Las palabras bonitas no pueden estar desvinculadas de las acciones políticas que realiza quien las proclama. Sin embargo aquí podemos observar que no se atribuyen al manifiesto aspectos prácticos o funcionales -qué hacer, cómo, con quién, dónde-, sino tan sólo categorizaciones morales -cómo somos-, a través de un repertorio de gestos discursivos de fácil acceso pero de incierta aplicación a la realidad cotidiana de los explotad@s.

La Haine


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