Error histórico

El ejercicio de ser propietario de una obra a través de derechos previa inscripción en una institución del estado con capacidad de compra venta de los mismos, restricción a terceros en el uso de estas obras que muchas veces incluye al mismo autor de esta, ósea la propiedad intelectual, hoy nos parece algo natural, tanto así que descalificamos a los que no respetan estos principios llamándolos “piratas”.

Si intentásemos entender en el concepto de propiedad intelectual a groso modo diríamos que es entender las obras como canciones, películas, libros o programas computacionales como objetos tangibles, y como tales están protegidos por el derecho de propiedad.

Tanto el nacimiento como la validez del concepto de propiedad ha sido cuestionado por pensadores de distintas ideologías, pero como hecho histórico es que fue la forma que tuvieron los seres humanos de distribuir objetos finitos en un grupo humano que tenia necesidades mayores a los objetos existentes. Por lo que la propiedad privada se limita a objetos finitos que no todos pueden poseer. Por lo anterior el mar o el aire, no son objetos de propiedad pues todos pueden usarlo sin limitar el uso de otro.

Pero el conocimiento o las obras pueden ser reproducidas infinitamente, y el uso por parte de alguien no limita el uso de otra persona. Por lo que cabe preguntarse como nació el concepto de propiedad intelectual, ya que es inminente que no es innata de la propiedad privada.

La propiedad intelectual nace en el renacimiento en algunos estados católicos con el objetivo de ser un método de censura, ya que el estado era dueño de todas las obras, pero no se puede ser dueño de algo que no cabe en la calificación de propiedad privada, entonces inventaron el concepto de propiedad intelectual y patentes. Esto trajo serios problemas ya que muchos autores no tan solo no querían que la iglesia o el estado filtrara sus obras, si no también ellos mismos tomaban extractos de otras obras conocidas y las incluían en sus propias obras.

Luego, con la expansión del capitalismo industrial necesito incentivar la innovación tecnológica, por lo que los derechos pasaron del estado a los autores, así ellos podían tener una buena idea y cobrar a todo aquel que quiera usarla. Pero en la practica no funciono así, ya que ni los que utilizaban las ideas estaban dispuestos a pagar por algo tan difuso como una idea, ni los autores a demandar a los que la usaban aunque estuvieran patentadas. Este no respeto por la ley de propiedad intelectual incentivo el progreso en países que pasaron a ser potencias industriales (como los Estados Unidos).

Por otro lado, las editoriales espesaron a pagara a los autores por la exclusividad en la primera edición, pero como esto atentaba en contra de las leyes de monopolio de algunos países, las editoriales y algunos escritores de gran éxito comercial, llamaron a una convención donde sentaron las bases de la actual propiedad intelectual, la cual en un principio un puñado de países europeos reconocieron. Con el tiempo se fueron sumando otros países.

A principios del siglo pasado lo que antes fue una opción, la exclusividad, paso a ser una exigencia en la mayoría de estas, y como un autor sin editorial no puede publicar, estos se ven obligados a aceptar las condiciones de las editoriales (generalmente ceder los derechos de autor y ganancias del 10% de las ganancias de la editorial), esto se suma al filtro de las editoriales, las cuales publican según su “linea editorial”.

La propiedad intelectual es entonces un método de control control de la información, llevado a cabo al forzosamente convertir un elemento infinito y no condicionante como el conocimiento en algo finito condicionado.

El rol de control de la información en la actualidad es doble:

• Por un lado hacia los autores, donde las grandes editoriales y sellos disqueros controlan lo que se publica, filtrando el contenido que no es adecuado con su “linea editorial”.

• Por otro hacia los usuarios, donde se les prohíbe el acceso a la información, el cual sera proporcional al dinero que tenga.

En conclusión, la propiedad intelectual es un error histórico que actúa como consagradora de la censura y el monopolio. El convertir el conocimiento que puede ser reproducido infinitas veces, en algo reproducible finitas veces sujeto a las normas de la propiedad privada es artilugio de la iglesia renacentista y las monarquías de la época, como método de control legado que llega hasta nuestros días, donde se censura a los usuarios y se limita el conocimiento a los usuarios.

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