Una veintena de okupas resisten en un edificio del Marítimo mientras desafían a la policía
Los agentes esperan a que el juez se pronuncie tras una denuncia del propietario para realizar el desalojo.
Una veintena de jóvenes permanecían ayer en una vivienda ocupada ilegalmente en la calle Pavía, en el barrio marítimo del Cabanyal. Pese a la insistencia de la Policía Local, que actuó tras una denuncia presentada por el propietario del inmueble, los ocupantes permanecieron dentro del pequeño edificio, desafiando a los agentes y sin hacer el menor caso a los requerimientos para que salieran.
Al cierre de esta edición no se produjo ningún disturbio, aunque en algunos momentos el ambiente fue tenso, sobre todo, cuando desde la vivienda se proferían provocaciones hacia los agentes. En una ocasión, los okupas llamaron "amargados" a los policías que trataban de verificar si un perro de su propiedad portaba el correspondiente microchip. "Menudo aparato", decían en tono de burla en referencia al lector del citado dispositivo. Una vez realizada la comprobación e ignorando las provocaciones, los agentes volvieron a sus puestos. A media tarde, se podían contabilizar hasta cinco patrullas velando para que no se produjeran incidentes.
Tal y como explicaron fuentes policiales, durante la mañana los agentes del distrito marítimo recibieron un aviso tras una denuncia del propietario del inmueble, un pequeño taller que cesó su actividad hace años, según explicaron algunos vecinos.
Tras desplazarse hasta el lugar, se procedió a vigilar la zona mientras se cerraban los accesos al edificio. Sin embargo, a media tarde se recibía otro aviso en que se notificaba que un grupo de personas se habían introducido en la vivienda y no tenían intención de abandonarla, por lo que volvió a montarse el dispositivo de control. En un principio, entraron una decena de personas, según estimaciones del cuerpo municipal, si bien a lo largo de la tarde se colaron más individuos. Fuera, en la calle, se podía ver a un numeroso grupo de jóvenes que apoyaban a los ocupantes ilegales.
De momento, no se puede realizar ninguna actuación, a la espera de que el juez determine si hay que acometer el desalojo y a quién corresponde, según confirmaron fuentes policiales.
El aviso también llegó hasta el cuerpo municipal de bomberos, aunque finalmente no llegaron a intervenir al no ejecutarse el desalojo, a la espera de la resolución del juez. Todas las fuentes consultadas coincidieron en señalar que era improbable que se tomara una decisión durante la tarde de ayer. Al cierre de esta edición, no se había producido ninguna intervención, exceptuando el rutinario control de la zona para evitar problemas.
A medida que avanzaba la tarde, en lugar de mantener patrullas permanentes frente al inmueble, se optó por realizar una vigilancia "discrecional", con varios vehículos pasando periódicamente por la zona. La idea era prolongar la medida durante la noche para evitar disturbios.
Los jóvenes situados en el exterior trataban de dar ánimos a los okupas, que con la cara cubierta con pasamontañas, no se apartaban de las dos ventanas del antiguo taller para controlar así los movimientos de los agentes. Cuando las patrullas desplazadas hasta el lugar levantaron el dispositivo, alrededor de las 18.30 horas, se escucharon los vítores de los jóvenes okupas. Ahora, habrá que esperar el auto del juez.
Fuentes de la Policía Local explicaron que hasta entonces lo único que pueden hacer es vigilar la zona. En caso de que se produzca una intervención, corresponderá a los agentes de la Policía Nacional, según las mismas fuentes.
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