“Módulo de Respeto” así se llama la última innovación que se pretende aplicar en el Centro Penitenciario de Castellón I. El buen trato entre reclus@s y carceler@s es la dinámica a imponer en las prisiones con el fin de buscar la “reeducación y la reinserción social”. Este módulo acogerá a 70 pres@s que convivirán con las celdas abiertas entre otra serie de ventajas ajenas a l@s demás pres@s, convirtiéndose en definitiva en “un sitio diferenciado a la prisión” según Mercedes Gallizo.
El primer intento para acabar con el hacinamiento en las cárceles de la Comunitat fue la construcción de una nueva cárcel: la prisión de Albocàsser. La creación de esta nueva cárcel sirvió, según la ilustre secretaria de Instituciones Penitenciarias, para “descongestionar un poco todos los centros de la Comunitat Valenciana”. Resulta de un patetismo visible que una persona de un cargo tan elevado presente un nivel de análisis de la realidad tan deficiente. No importa cual sea la causa de la inclusión de una persona en el sistema carcelario, ni la escalada represiva tanto en cantidad como en calidad, lo único que interesa es la creación de más cárceles: un negocio demasiado lucrativo y con una gran aceptación social. Continuar con los faroles define una buena estrategia en un entorno donde la miseria es la cumbre más alta a aspirar. Cuando en el 2006 afirmó que la población reclusa en España había aumentado un 37%, era de esperar que en su fuero interno (donde solo se exige sumisión a si misma y no a l@s demás) afirmase: “nuestra obligación es acoger a todas las personas que un juez dice que tienen que estar privadas de libertad”. Sin embargo lo dijo en alto, el automatismo irreflexivo se hizo público, y a nadie le importó.
Obviar el problema de base infinitamente presenta una consecuencia evidente, este no hace más que crecer. Es por ello que, lejos de que se planteasen soluciones reales, se propuso una forma de hacer que los pres@s se integrasen por las buenas. Ya está funcionando en otras partes de España y basta con extenderlo para demostrar su eficacia. La creación del “Módulo de Respeto” supone un avance más en el condicionamiento social. El castigo y la venganza que han caracterizado los sistemas penitenciarios se está transformando paulatinamente en un auténtico laboratorio de premio-castigo disfrazado de jardín de la alegría. La letra envenenada ya no entrará con sangre sino con palabras amables, pero entra con veneno igualmente. Los programas de puntos y las ventajas por buen comportamiento son formas de hacer olvidar al pres@ donde está y porque está ahí, de la misma forma que lo olvidó el trabajador de una fábrica de armas o de una multinacional. Se sustituye la solidaridad por la competitividad, el miedo por el engaño. La alienación social se convierte en alienación personal. El fin de todo esto es hacer de la dignidad algo prescindible para el pres@, otorgándole una de mentira, casualidad que fuera de los muros ocurra lo mismo con la libertad.
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