El estallido de racismo sufrido este fin de semana en el país ha vuelto a poner de actualidad el odio racial contra los gitanos. Alguien arrojó un cóctel molotov a la vivienda de una familia gitana, dejando en estado grave a una niña de dos años. Mientras, activistas neonazis recorrieron las calles de Ústí nad Lábem.
Los incidentes racistas de la extrema derecha contra la minoría gitana de la República Checa son relativamente frecuentes en la actualidad del país, pero en esta ocasión el dramatismo del ataque ha llevado al Gobierno a prestar una atención especial al problema.
Sucedió cerca de la medianoche del sábado. Un desconocido arrojó un cóctel molotov al interior de la casa de una familia gitana en el pueblo de Vítkov, Moravia. El incendió dejó tres heridos, entre ellos una niña de dos años con quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo, que se encuentra en estado grave.
El ministro de Derechos Humanos y Minorías Étnicas, Michal Kocáb, reconoció que aún queda mucho por hacer para atajar el problema del racismo.
“Quizás no hemos sabido reaccionar a tiempo, quizás el Gobierno debería ser más contundente, pero la verdad es que la situación empeora poco a poco y es necesario empezar a hacer algo inmediatamente”, admitió Kocáb.
Al día siguiente se celebró una más de las concentraciones que la ultraderecha checa convoca periódicamente, esta vez en la ciudad de Ústí nad Labem, en Bohemia del Norte, donde existe un gueto gitano.
La concentración convocó a unos 300 neonazis, que recorrieron las calles de la ciudad en homenaje a las víctimas del bombardeo aliado sobre la ciudad, durante la Segunda Guerra Mundial. La manifestación fue vigilada por unos 1.200 policías y al acto acudieron también unos 200 activistas de extrema izquierda.
Aunque no se registraron incidentes, unos 20 neonazis consiguieron romper el cordón policial y llegar al barrio gitano de Předlice.
La situación ha sido considerada preocupante por el Gobierno, que la ha incluido en la agenda de la reunión ministerial de este lunes. El primer ministro saliente, Mirek Topolánek, ha declarado su intención de abordar el problema de forma decidida.
“En primer lugar me gustaría analizar los últimos acontecimientos, especialmente lo sucedido en Ústí nad Lábem. En este sentido vamos a trabajar con el Ministerio del Interior y con el de Minorías Étnicas. Intentaremos determinar qué cambios hay que realizar en el sistema, también en el campo legislativo, y sentar las bases para una próxima reunión del futuro Gobierno sobre este tema”.
Precisamente durante los dos primeros meses de este año unos 500 gitanos checos pidieron asilo político en Canadá, por su considerar que su seguridad se ve amenazada en el país, lo que supone un aumento considerable respecto al año pasado.
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