Uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta el Gobierno como consecuencia de la crisis económica es la situación del mercado laboral, con el mayor número de parados de Europa, la mayor tasa de precariedad y el mayor porcentaje de jóvenes sin empleo.
En apenas un año, los desempleados han aumentado en 600.000, el 30% más que en 2007, y su número se sitúa al mismo nivel que hace 11 años. El paro se ha cebado fundamentalmente con los jóvenes.
Las consecuencias macroeconómicas inmediatas de estos datos son unos Presupuestos Generales para 2009 que dedicarán la segunda partida más cuantiosa (de 19.300 millones de euros) al pago de los subsidios.
Corbacho
El propio ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ya admitió que el Instituto Nacional de Empleo (Inem) podría cerrar con déficit este ejercicio ante la avalancha de peticiones.
Los datos de desempleo conocidos ayer, no hacen sino confirmar esta tónica negativa. Por sexto mes consecutivo, las inscripciones de demanda de empleo en los Servicios Públicos sufrieron un nuevo incremento, si bien, con mayor virulencia en el caso de los jóvenes. Desde que el mercado laboral inició el recorte de puestos de trabajo, los malos resultados se ceban especialmente sobre el colectivo con edades comprendidas entre los 16 y 25 años. Con los datos de ocupación sobre la mesa, las estadísticas señalan que solamente uno de cada cuatro tendría un trabajo.
Los datos que mejor señalan el desplome del empleo juvenil se reflejan en la Encuesta sobre Población Activa (EPA); este sondeo laboral recoge que en el segundo trimestre, los menores de 25 años suponían el 23% de los parados, mientras que sólo representan el 12% de la población.
Los demandantes menores de 25 años han aumentado en 30.111 personas en septiembre, un 10,4% más que en el mes de agosto. Ya suman 319.643. Entre los mayores la subida ha sido del 2,9%.
Los ocupados jóvenes en las listas de empleo son una minoría: únicamente 64.030 personas. No obstante, las listas del Servicio Público de Empleo (SPEE) muestran, únicamente, las peticiones efectivas de los demandantes, y los menores de 25 años son los trabajadores que menos recurren a los servicios de la Administración para encontrar un trabajo.
Sin cotizar
La precariedad laboral, agudizada por la contratación temporal y los bajos salarios, está repercutiendo sobre el segmento más joven del mercado laboral al que le cuesta, y mucho, acumular doce meses de cotización (un año trabajado), requisito imprescindible para poder percibir la prestación por desempleo. En este momento, sólo uno de cada tres trabajadores con edad inferior a los 25 años cobra el paro. La tasa de temporalidad entre los jóvenes españoles se sitúa en el 51,7%, la más alta de Europa.
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