Dicha guerra, como todas las guerras, acontece en dos planos paralelos. En el plano material, la guerra son vallas, sistemas de vigilancia por satélite, patrulleras,centros de internamiento y, por supuesto, naufragios y miles de muertes. En el plano discursivo,y desde este lado de la valla, la guerra es lo que la sociedad española ve y escucha sentada frente al televisor. En primer lugar, la guerra contra los cayucos deja de ser una guerra para convertirse en una tragedia humanitaria. La militarización de la frontera es, por tanto, una misión humanitaria, destinada a salvar vidas con el apoyo de prudentes organizaciones como Cruz Roja. En segundo lugar, la guerra, que ha dejado —una vez más— de serlo, pretende responder a un problema, a una grave amenaza: se trata —cómo no— de la peligrosa avalancha de inmigrantes africanos que nos invaden por nuestra frontera sur.
Capítulo del libro colectivo "Frontera Sur. Políticas de control y externalización de la inmigración en Europa"
Rebelión
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