| El País publica un reportatge on explica la vessant ultra de diversos jugadors de futbol italians, que han manifestat i exhibit públicament la seua veneració pel feixisme i Mussolini o les seues posicions ideològiques xenòfobes. Seguint els passos de l'ex-jugador de la Lazio Paolo Di canio (pioner en mostrar la seua simpatia cap a l'extrema dreta) amparats pel nou context polític italià. Un perillós exemple pels milers de seguidors incondicionals, molts xiquets que innocentment volen ser com els populars jugadors.
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A banda de l'ex-porter de l'Atletico de Madrid Christian Abbiati(ara al Milan), hi ha altres jugadors de primer nivell italians i internacionals amb la campiona del món, com el porter de la Juventus de Torino Gianluigi Buffon, el central del Reial Madrid Fabio Cannavaro, o els migcampistes de la Roma Daniele De Rossi i Roberto Aquilani, que se sumen a l'exhibició de la seua ideologia, mentre al carrer les agressions a immigrants es donen amb una reiteració preocupant. Aquestes postures ideològiques han deixat de suposar un perill per a la carrera d'aquests esportistes d'èlit, que són els ídols dels molts xiquets italians.El reportatge també es fa ressò d' altres jugadors com Mario Ballotelli (italià d'orige Ghanés) o Ricardo Quaresma (portugués d'origen gitano) que han vist com les seues ètnies són menyspreades en unes grades cada cop més poblades de simbologia feixista i neonazi, especialment als estadis d'Inter, Roma, Lazio i Milan. Reproduïm el reportatge d'El País: Destacados futbolistas italianos simpatizan con las ideas de extrema derecha. Christian Abbiati, el portero del Milan que jugó la temporada pasada en el Atlético, ha salido del armario político. Siempre fue fascista en privado, pero ahora, tras confesar en una entrevista que, aunque rechaza "las leyes raciales y la alianza de Mussolini con Hitler", todavía comparte los ideales fascistas de "la patria, la religión católica y el orden", es ya un fascista en público. Abbiati es algo así como el nuevo Di Canio, aquel habilidoso extremo derecho que jugó en el Lazio y después en Inglaterra, donde sus éxitos con el pie apenas consiguieron disfrazar su cabeza exaltada. Se dice que el calcio ha sido siempre silenciosamente de derechas, como sus ultras -salvo excepciones como la del Livorno-, y en estos extraños tiempos que vive Italia, en los que incluso ministros como Ignazio La Russa se atreven a celebrar el día de la República lanzando proclamas revisionistas, la barra libre parece haberse abierto para todos. "Los futbolistas saben que, con el viento que sopla en la Italia actual, declarar esa verdad no supone ya un peligro para sus carreras", ha escrito esta semana La Repubblica. El ejemplo de Abbiati, que además guarda una estatua de Mussolini en su casa, es especialmente curioso porque el portero es un habitual entre los líderes de Cuore Nero, sucursal neofascista de culto para los ultras del Inter, el eterno rival. ¿Qué pensarán de eso los tifosi del Milan? De momento, solamente en Zúrich, donde el equipo jugó en la Copa de la UEFA el jueves, el portero fue recibido con pancartas de protesta. Pero su caso está lejos de ser único. Hay varias figuras del calcio que han sido asociadas al fascismo. El más conocido es Gianluigi Buffon, portero del Juventus, que fue denunciado por la comunidad judía de Roma por llevar la camiseta con el siniestro número 88 que remite al funesto Hitler. "No lo sabía", dijo, aunque luego escribió en otra camiseta el eslogan mussoliniano, Boia chi molla (A la guillotina el que se rinda) y, durante las fiestas de celebración del Mundial de 2006, se presentó con otra pancarta polémica, Fieri di essere italiani (Orgullosos de ser italianos), cruz celta incluida. Entre los fascistas por azar se encuentra el madridista Fabio Cannavaro, capitán de la selección, que hizo ondear una bandera italiana con un signo fascista. "No soy un nostálgico, pero no soy de izquierdas", jura ahora el napolitano, que en 1997 promocionó en la radio las colonias de verano Evita Peron, gestionadas por la derecha radical. Según su representante, Gaetano Fedele, fue "instrumentalizado sin saberlo". Otro portero, Matteo Sereni, salido de la muy derechista cantera del Lazio, juega hoy en el Torino y duerme con el busto de Mussolini sobre la cabecera de la cama. En Roma, los expertos han notado un peligroso contagio entre la curva neofascista y algunas jóvenes estrellas locales. Daniele De Rossi, mediocentro y capitán cuando falta Totti, simpatiza con Forza Nuova. Su colega de puesto y selección, Alberto Aquilani, colecciona bustos del Duce y comulga con la corriente xenófoba que aqueja al país: "Los inmigrantes son un problema". Esvásticas en los estadios, episodios racistas en los partidos (seis en la última temporada) y jugadores negros insultados por los defensas los hay en muchos sitios de Europa. Pero Mario Balotelli, la espigada y potente promesa del Inter, italiano negro de origen ghanés, sabe que el fascismo fue inventado en Italia, como comprobó en un partido contra los juveniles del Ascoli. "Desde el principio hasta el final, me estuvieron diciendo: 'No hay negros italianos'. Era el eslogan de los fascistas. Me quería ir del campo", recuerda. Pero, ya se sabe, el fútbol mueve montañas. Quizá por eso Ricardo Quaresma, el extremo portugués de etnia gitana que ha llegado del Oporto al Inter de la mano de su paisano José Mourinho, fue recibido por docenas de tifosi interistas cuando llegó al aeropuerto. Semanas después, los Cuore Negro han festejado con pintadas racistas la muerte de un gitano rumano de 14 años en un incendio fortuito. Notícia d'El Plural: Racismo y xenofobia, señas de identidad de muchos futbolistas de la liga italiana Se multiplican los gestos y símbolos fascistas en la Italia de Berlusconi A.V. Símbolos fascistas se multiplican en Italia. La vuelta de Berlusconi, sus apoyos parlamentarios y sus primeras medidas suponen un perfecto caldo de cultivo para ello. Para colmo, si estos comportamientos exaltados tienen lugar a manos de jugadores de un deporte tan importante como el fútbol, el riesgo de contagio se multiplica. Parece que ser fascista ha dejado de ser políticamente incorrecto para muchos en un país excesivamente escorado a la derecha. Para bien o para mal, el fútbol es un fuerte reflejo y pantalla de la sociedad actual. La enorme repercusión nacional del denominado Deporte Rey convierte a los protagonistas del juego en poderosos líderes de opinión. Este hecho supone un arma de doble filo: donde un futbolista como Zidane pidió, en 2004, el voto en las elecciones presidenciales francesas para Jacques Chirac, con el objeto de salvar a Francia de un posible gobierno de Le Pen, hoy podemos presenciar comportamientos de signo completamente opuesto entre muchos futbolistas de la liga italiana o Calcio. El caso italiano Y es que el caso italiano es propio y peculiar. Las cosas han cambiado mucho desde que, hace unos meses, Berlusconi recuperara el poder Ejecutivo. Inmediatamente se puso en marcha una auténtica política de propaganda agresiva contra las minorías, especialmente las inmigrantes. En paralelo, la victoria en una alcaldía tan relevante como Roma del neofascista Gianni Alemanno supuso la excusa perfecta para una puesta en escena de gestos propios de los años treinta: ahora, saludar a la romana pasaba a no estar mal visto. El Duce para dormir De ahí que en el fútbol italiano, quizá por reflejar, en ocasiones, un choque entre extremos, estén aflorando algunos casos que muchos observadores consideran preocupantes. Ha sido El País, con un reportaje firmado por Miguel Mora, el diario que ha revelado los últimos casos. Al del ex portero del Atlético de Madrid y ahora guardameta del Milan, Christian Abbiati -que afirma compartir los ideales de "la patria, la religión católica y el orden"- se añaden otros como el también portero del Juventus, Gianluigi Buffon, que fue denunciado por la comunidad judía de Roma por llevar la camiseta con un número, el 88, que remite a Hitler. Otros casos son los del portero Matteo Sereni, Daniele de Rossi y Alberto Aquilani. En muchos de estos, los futbolistas tienen en su casa -e incluso, presidiendo su cama- un busto del dictador Benito Mussolini, el "Duce". Portero e hincha De todos, el más destacado es, de nuevo, el del ex portero del Atlético, Christian Abbiati. El guardameta es un habitual entre los líderes de Cuore Negro, un grupo neofascista de culto para los ultras del Inter, eterno rival del Milan, club en el que figura Abbiati. Caldo de cultivo Pero ¿qué responsabilidad se puede exigir a estos líderes mediáticos, en muchas ocasiones meros jóvenes reclutados para la gran liga por su calidad futbolística? En ese sentido, explica mucho una frase recogida en el diario italiano La Repubblica -reproducida por el diario de PRISA-, referente al caldo de cultivo en el que este tipo de comportamientos y símbolos germinan: "Los futbolistas saben que, con el viento que sopla en la Italia actual, declarar esa verdad no supone ya un peligro para sus carreras". Máxima audiencia Nadie es ajeno, en este punto, a la composición del nuevo Gobierno Berlusconi: el primer ministro, poco sospechoso de centrismo, progresismo o moderación alguna, mantiene el Ejecutivo con partidos de corte neofascista, junto con nacionalistas abiertamente xenófobos. La debacle de la izquierda, la vuelta de Berlusconi y las primeras leyes y maniobras contra inmigrantes de escaso poder adquisitivo encuentran ahora su reflejo en lo políticamente incorrecto. Y, además, a la hora de mayor audiencia. Noticíes Relacionades Cadena Ser Enllaços interessants [Wikipedia] Paolo Di canio -imatges: Christian Abbiati -Videos dels ultres de la lazio, Irriducibili: http://www.youtube.com/watch?v=CScx1Q_RewY |
8 oct 2008
Coneguts futbolistes italians manifesten la seua simpatia per l'extrema dreta i la xenofòbia
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A banda de l'ex-porter de l'Atletico de Madrid Christian Abbiati(ara al Milan), hi ha altres jugadors de primer nivell italians i internacionals amb la campiona del món, com el porter de la Juventus de Torino Gianluigi Buffon, el central del Reial Madrid Fabio Cannavaro, o els migcampistes de la Roma Daniele De Rossi i Roberto Aquilani, que se sumen a l'exhibició de la seua ideologia, mentre al carrer les agressions a immigrants es donen amb una reiteració preocupant. Aquestes postures ideològiques han deixat de suposar un perill per a la carrera d'aquests esportistes d'èlit, que són els ídols dels molts xiquets italians.
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