25 oct 2009

Lo que sucede en la cárcel de Langraitz

Soy Jonathan Sánchez Álamo, tengo 27 años y soy canario. Desde niño tengo varias enfermedades crónicas. Mis últimos 3 años de vida los he pasado en prisión. Primero en cárceles de Colombia, donde los paramilitares fascistas me violaron y al poco asesinaron a mi compañero sentimental por no pagar la “mordida” mensual.

Desde 2006 han fallecido mi hermano siamés, mi madre, mi padre, mi hermano mayor en el accidente aéreo de Barajas y muy recientemente mi hermana.

En mayo de 2008 fui traído de las cárceles colombianas a las españolas, en concreto a la de Navalcarnero.

Desde entonces ahora, que me encuentro en la de Langraitz desde septiembre de este mismo año, he tenido 5 intentos de suicidio, de los cuales conservo un cuerpo lleno de tajaduras y puntos de sutura.

Tengo diagnosticada bipolaridad y me encuentro la mayor parte de mi condena con la aplicación del P.P.S (protocolo de prevención de suicidio) y muy medicado, psíquica y físicamente.

Actualmente, en mi celda -de 2 personas- de la cárcel de Nanclares de la Oca, me ha tocado vivir con un acusado por pornografía infantil en internet.
(PEDRASTA!!)
Un preso, que no sabía quién de los 2 –el pornógrafo o yo- era quién, comenta un día en el patio que yo, en Donostia, había violado a la sobrina de un amigo suyo. (Diré, para despejar todo asomo de dudas, que yo no conozco de todo Euskal Herria mas que la cárcel en que me encuentro actualmente, y para más “inri”, soy homosexual y odio a los pederastas de toda condición, y no consumo ningún tipo de drogas).

El viernes 9 de octubre, a las 10 de la mañana, ese preso junto con otro, me amenaza con que al subir a las celdas a las 2 del mediodía, me iban a pegar una paliza.
Conociendo la magnitud de la provocación y sabiendo cómo se cumplen aquí dentro ese tipo de amenazas, escribo una Instancia urgente a la Dirección, pidiéndoles que me apliquen el artículo 75.2.

Al ir a entregarla al carcelero, a las 11.30 de la mañana, me responde literalmente “no me toques más los huevos”, y entre varios menosprecios, al cerrar la puerta de la cabina de funcionarios me dio con ella en la cara y me “trilló” dos dedos de la mano izquierda.
A las 2 del mediodía, tras comer, subí a la celda. Efectivamente, me llevé una paliza; dada entre 4 presos.

Por el ataque de ansiedad que me dio, me autolesioné de nuevo, con mi cuchilla de afeitar.
Inmediatamente me ingresaron en aislamiento, en una celda de castigo, todo el sábado y el domingo.

La semana entrante, hablé con el Director de la cárcel. Me llevan a módulo, pero no me aplican el artículo que habla de la limitación regimental para el interno que lo solicite, el cacareado 75.2.

El viernes 16 de octubre, me dio uno de mis frecuentes ataques de asma, acusado además por el frío alavés, intenso ese día. A las 5 de la tarde, al bajar de celdas, me dirijo al carcelero, compañero del anterior citado.

Describo literalmente: “Funcionario, necesito ir a enfermería por el ataque de asma”. Su respuesta “Déjame en paz” (sic). A las 6.30 de la tarde, de nuevo la solicitud. Respuesta “Cuando venga el médico”. Al rato, la pregunta se la realiza por mí un compañero de aquí. Respuesta “Sí, traígalo aquí a la garita”. Me acerco a dicha oficina y oigo que, éste carcelero le dice a otro funcionario, “Llama al médico, que ya está haciendo éste su papel de peliculero”. Le interrogo “¡¿Qué dice usted de peliculero?! Respuesta “¡que te calles, joder”.
Me entra inmediatamente un ataque de ansiedad, me agito, tiro el aerosol del asma al suelo y le digo “¡Pues ahora no voy a ningún médico!”.

Aunque el Jefe de Módulo se acercó a mí para hablar de muy buenas maneras, el otro carcelero avisó a seguridad, y me llevaron inmediatamente a aislamiento, sin ni pasar por el médico.

Os escribo hoy, 19 de octubre lunes, desde el Módulo 5, muchísimo más duro que el 3, en el que me encontraba antes de toda esta historia.
Tenía un permiso de 3 días para octubre de 2009, ahora me lo han denegado por estos acontecimientos.
¿Hay alguien que me pueda ayudar en denunciar todo esto?
Por favor, publicar esta carta, para que estos hechos no caigan en saco roto.

Jonathan Sánchez Álamo
Cárcel de Langraitz, Módulo 5
01230 Nanclares de Oca
Araba

...

(...)". Imaginé que los muros de hormigón eran de chocolate. Que de cabello de ángel estaba hecho el acero. Que los tres presos muertos la pasada madrugada en las cárceles de Langraitz y Zuera eran muñecos de mazapán. Pero, es curioso, no conseguí imaginarme a la señora Gallizo siendo otra cosa que lo que es, como lo eran sus predecesores."

De algún sítio escrito por alguien.

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