Al colombiano Héctor Robinson Grajales, según la Guardia Civil, sólo le dio tiempo a decir que estaba borracho, cayó dormido en la calle en Arganda, y se despertó en llamas. También a susurrar el teléfono de su novia.
Después fue trasladado al hospital La Paz y le indujeron el coma por los espantosos dolores que sufría. Ahora está conectado a un respirador con quemaduras graves en cabeza, piernas y brazos. También con varios injertos y la sospecha de que perderá la vista y el oído. El suceso pasó en la madrugada del pasado domingo en Arganda del Rey. Robinson, de 32 años y obrero de la construcción en paro, fue hallado por la Policía del pueblo, que desconoce las causas del supuesto intento de homicidio. Tampoco el instituto armado, responsable del caso, es capaz de dar una respuesta al misterio.
Eso sí, nadie habla de accidente, sino de que fue rociado con gasolina. El agredido no tenía antecedentes policiales, aunque las primeras investigaciones barajan varias hipótesis. Entre ellas, el haber sido inmolado como consecuencia de un ataque racista. También un ajuste de cuentas o incluso algún juego con compatriotas que acabó entre llamas.
La familia de Robinson, en concreto su novia, Yasmín Borges, apunta a un posible ataque xenófobo, aunque señala que es "una suposición porque no se me ocurre otro motivo". "Salió de su casa sobre las ocho de la tarde y me dijo que venía hacia la mía", explicó la chica, que no sabe por qué su pareja fue a Arganda. Héctor vivía en el barrio de San Fermín y Yasmín ocupa una habitación en Villaverde.
"Él es honesto, no puede ser por nada de juntarse con malas personas", insiste la mujer. Una de las razones por las que consideran muy probable el ataque por sorpresa mientras dormía, es que no tiene ninguna marca de pelea o de haber ofrecido resistencia. Ahora su gran preocupación es encontrar algún testigo de lo ocurrido para reconstruir el suceso: "Seguro que alguien vio y oyó algo, porque no es una bolsa de patatas y tuvo que chillar muchísimo".
Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Arganda señalan que el cuerpo de Robinson, ya terriblemente quemado, fue trasladado hasta la puerta de la calle del hospital de Arganda por un coche que no se ha podido identificar a pesar de las cámaras que apuntan al lugar. Una circunstancia que les hace pensar en que "en realidad no querían matarlo y podrían ser compañeros suyos de fiesta nocturna".
La Guardia Civil prosigue con sus pesquisas pero señalan la dificultad de avanzar: "No se le conoce un domicilio definido y como él no puede hablar no podemos averiguar muchas más cosas", señala una portavoz, que cree que el hombre "llevaba muy poco tiempo en España". Sin embargo, su novia asegura que vivía en Madrid desde hacía seis años.
La familia del inmigrante en Colombia insiste en la sospecha de un ataque xenófobo. Según recoge el diario El Tiempo, de Cali, una pariente, Sandra, sugiere que ésa sea la explicación al incidente: "Ya ha habido otros ataques similares contra otros colombianos".
Después fue trasladado al hospital La Paz y le indujeron el coma por los espantosos dolores que sufría. Ahora está conectado a un respirador con quemaduras graves en cabeza, piernas y brazos. También con varios injertos y la sospecha de que perderá la vista y el oído. El suceso pasó en la madrugada del pasado domingo en Arganda del Rey. Robinson, de 32 años y obrero de la construcción en paro, fue hallado por la Policía del pueblo, que desconoce las causas del supuesto intento de homicidio. Tampoco el instituto armado, responsable del caso, es capaz de dar una respuesta al misterio.
Eso sí, nadie habla de accidente, sino de que fue rociado con gasolina. El agredido no tenía antecedentes policiales, aunque las primeras investigaciones barajan varias hipótesis. Entre ellas, el haber sido inmolado como consecuencia de un ataque racista. También un ajuste de cuentas o incluso algún juego con compatriotas que acabó entre llamas.
La familia de Robinson, en concreto su novia, Yasmín Borges, apunta a un posible ataque xenófobo, aunque señala que es "una suposición porque no se me ocurre otro motivo". "Salió de su casa sobre las ocho de la tarde y me dijo que venía hacia la mía", explicó la chica, que no sabe por qué su pareja fue a Arganda. Héctor vivía en el barrio de San Fermín y Yasmín ocupa una habitación en Villaverde.
"Él es honesto, no puede ser por nada de juntarse con malas personas", insiste la mujer. Una de las razones por las que consideran muy probable el ataque por sorpresa mientras dormía, es que no tiene ninguna marca de pelea o de haber ofrecido resistencia. Ahora su gran preocupación es encontrar algún testigo de lo ocurrido para reconstruir el suceso: "Seguro que alguien vio y oyó algo, porque no es una bolsa de patatas y tuvo que chillar muchísimo".
Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Arganda señalan que el cuerpo de Robinson, ya terriblemente quemado, fue trasladado hasta la puerta de la calle del hospital de Arganda por un coche que no se ha podido identificar a pesar de las cámaras que apuntan al lugar. Una circunstancia que les hace pensar en que "en realidad no querían matarlo y podrían ser compañeros suyos de fiesta nocturna".
La Guardia Civil prosigue con sus pesquisas pero señalan la dificultad de avanzar: "No se le conoce un domicilio definido y como él no puede hablar no podemos averiguar muchas más cosas", señala una portavoz, que cree que el hombre "llevaba muy poco tiempo en España". Sin embargo, su novia asegura que vivía en Madrid desde hacía seis años.
La familia del inmigrante en Colombia insiste en la sospecha de un ataque xenófobo. Según recoge el diario El Tiempo, de Cali, una pariente, Sandra, sugiere que ésa sea la explicación al incidente: "Ya ha habido otros ataques similares contra otros colombianos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario