(Αquí se traducen algunas de las letras que han sido escritas por sus compañeros...
Con gran respeto te saludamos y continuaremos tu lucha, allí donde te asesinaron, en la calle y contra los que te asesinaron, los poderosos.
Descanses en paz.) De la traducción.
Represión.
La dominación para cubrise las espaldad del asesinato a sangre fria, busca la complicidad de rufiános y chivatos civiles. Ninguna tolerancia con los poderosos, ni con los delatores.
No dejaremos de hablar de Labrós Fúdas (Λαμπρός Φόυντας), a pesar del axfisiante clima que quiere la represión por parte del estado poner en funcionamiento.
Peligroso enemigo del estado y de cada mecanismo de poder, hombre con pasión hacia la libertad, que penetró en el pensamiento de todos a los que encontró cerca de su camino, amigo de corazón de todos con los que luchamos junto a él. Disolvió con la profundidad de su pensamiento y con su actitud las falsedades y engaños. El caminar contigo, con el camarada y amigo Lábro, fue el proceso de formación de la anarquía y libertad, el proceso de profundizar en el conocimiento humano y en la libertad.
Por esto, a Lábro nunca “le lavaron la cabeza”. Su sensibilidad hacia cada persona que necesitó solidaridad aumentó con y en su conducta cotidiana, su actitud vital, su rebeldía, la fuerza de su ataque contra el estado y contra sus relaciones de imposición y de sumisión entre personas.
Hay algunos hombres tan viejos y respetables que parece vinieran del futuro. Por qué, todos y todas cuantos permanecimos, hombro con hombro, cerca y junto a Lábro teníamos la conciencia de que “en nuestra época” debemos llevar a cabo un combate de gran importancia para este momento de la história, con continuas luchas y enfrentamientos para liberarnos de las cadenas del poder.
Marchas con la cabeza alta, tal y como llegaste, tal y como te conocí, como siempre...
Te envidio.
¿Qué es la muerte?
¿Es como la oscuridad total, a la que con el tiempo te acostumbras y nunca te vuelve a molestar?
Y nos dejas atrás con nuestros remodimientos y culpas, con nuestras miserias y dudas y encontramos excusas para escaparnos un día, y otro día y otro día más y otro más.
Te envidio.
Porque estas bien, siempre estas bien.
Te necesito
para que me enseñes que decir con dignidad,
para que me enseñes a no tener miedo,
para que me enseñes a reconciliarme.
Te necesito a mi lado en la calle y en mi camino.
Y hablas, me hablas.
Y escuchas, me escuchas.
Y robo un poco de la fuerza de tu verdad, un poco del coraje de tu libertad, un poco de creencia en tus valores.
Fuiste llamado terrorista.
Sí, es cierto. Aterrorizaste nuestro miedo, nuestro acomodamiento, nuestra conformidad, nuestra apatía, el vacío de nuestra mirada, a la humillación de nuestra líbido, a nuestra conformidad con la fealdad (suciedad), nuestras mordazas, anteojeras, esposas y cadenas que nos impiden ser peligrosos.
Una cosa más quiero preguntarte.
Hay quienes dicen que eligen no actuar porque tienen miedo a perder su vidilla. Áman la vida, dicen.
Otros, eligen actuar exactamente por el mismo motivo. Dicen, áman la vida y no soportan malgastarla.
Díme tú, ¿puede ser que tengan razón ambos?
No puede ser.
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