23 jul 2010

[Grècia] “El ejército nos perderá a nosotros también”: Declaración de negación de reclutamiento masiva y pública

Digámoslo de una manera simple. No nos gusta hacer la mili. No queremos el ejército ni para nosotros ni para nadie. Nos repele este mecanismo de Poder, jerarquía, disciplina total, disparate, aplastamiento de la personalidad, de la diferenciación, de la particularidad. Un mecanismo que existe para ejercer violencia hacia otros, así como hacia los mismos los ¨participantes¨ en él.

Somos conscientes del papel que han jugado los ejércitos como matadores de la historia, conquistadores, fuerzas de ocupación o últimamente como ¨fuerzas de paz¨ y ¨misiones humanísticas¨. Somos conscientes también de las medallas de ´nuestro´ ejército. De su papel en las dictaduras, tanto anteriormente a la 2ª guerra mundial, como en la dictadura de 1967-1974 en Grecia. De sus misiones internacionales en Ucrania, en Corea, en Bosnia, en Kosovo, en Afganistán.

Si existe algún significado en la palabra patria, seguro que para nosotros no es el odio por el vecino turco, macedonia, albanés e.t.c., trabajador, alumna, estudiante, quienes se ven forzados a tragarse las respectivas tonterías sobre el interés nacional que nos está sirviendo la clase pudiente de nuestro país y la casta militar ( menos mal que en este país es débil y desvalorizada como nunca ). Nos es claro que el frente de confrontación por el que hemos optado es contra nuestro patrón, contra el estafador del político que nos gobierna, contra los capitalistas del país que se burlan de nosotros a la cara, contra cada tipo de fascistas de la puerta de al lado y no contra los de enfrente ( cuyo pecado es que simplemente han nacido enfrente ).

Nos exasperan los gastos militares. Hace diez años que hemos terminado la escuela, hace muchos que hemos graduado de cualquier facultad, hace apenas otros 2-3 que hemos entrado en el mercado laboral. No hemos llegado a olvidar las carencias de los años pasados en maestros, infraestructura, en libros, en general en posibilidades…Ya hemos sentido el terrorismo del sueldo base, el agobio de si nos van a pegar sellos en la libreta de seguridad social, ya que nos ha costado mucho trabajo superar(es un decir) la inseguridad de tener o no tener trabajo. Al mismo tiempo, más aviones militares vuelan más alto y las naves de guerra navegan cada vez más lejos. Ningún coco u hombre del saco hablando de unos enemigos de la nación nos puede convencer de la necesidad de estos armamentos, y seguro que el dogma ´´prepárate para la guerra para conseguir la paz´´ es una de las cosas más enfermizas en las que ha pensado nunca el cerebro humano.

Nos sienta mal el llamado papel social del ejército. Un capítulo más en la forma lineal de nuestra vida. Un año fuera del mundo, lejos de todo lo que amamos, de todo lo que hacemos, de nuestras luchas. Y esto porque ´´las experiencias del ejército son insuperables´´, ´´el ambiente fantástico´´ ( sólo tristeza nos dan estas frases ) y sobre todo porque ( por fin ) nos vamos a hacer hombres. Pues, no, si el estado de ser hombre es lo que vosotros sois, quedáoslo. Permanezcamos niños, podamos tocar nuestra faceta femenina ( y cualquier otra ).

¿Qué sentido tiene si no se sale a gritarlo?

Nos sentimos solidarios con cualquier persona que se niegue a integrarse en el aparato militar, que pone en duda el reclutamiento obligatorio, con su ausencia o con cualquier otra actitud diferente o alternativa. Con los que se burlan del ejército y se saltan de la barca o eligen otro barco. Simplemente no es lo que nos corresponde, lo que (después de mucho pensamiento y debate) escogemos. Tememos que ya es tiempo que rehusemos el ejército políticamente, en público, como es debido. Creemos que es necesario romper el silencio acerca de este tema, crear una ruptura en la red de la seguridad de ´´así son las cosas´´ y del silencio que cubre las reflexiones de que no son sólo así. Es necesario hablar claro de la abolición del reclutamiento obligatorio, (pensando en la eliminación del ejército en sí), negándonos junto a él, todo derecho del Ejército y del Estado a imponérnoslo. Hagamos claro e innegociable nuestro derecho a la consciente y comprometida entrega del tiempo, del estado de ánimo, del conocimiento y de cualquier capacidad nuestra a las acciones sociales y los sectores sociales que priorizamos, conociendo mejor que cualquier aparato hidrocéfalo como podemos ser útiles para ellos.

Nos alegramos y nos llenamos de fuerzas de nuestro encuentro y de la decisión espontánea de marchar a la par. Nos hemos encontrado y estamos juntando disponibilidades y fuerzas para marchar, no como lo preferirían, como unos individuos perdidos dentro de la actualidad y el caos de los acontecimientos, sino como unas colectividades, pequeñas o más grandes, con solidaridad y mutua confianza, con un discurso agresivo y claro.

En las listas de reclutamiento de mayo y agosto de 2010, algunos ni vamos a comparecer ni nos vamos a esconder. Nos vamos a poner ropa de verano y no uniforme, vamos a ir a una acampada y no a un cuartel. Siendo conscientes de las potenciales consecuencias y asumiendo totalmente la responsabilidad de nuestra opción, rehusaremos nuestro destino militar, manteniendo intacta nuestra entidad política y social.

Mayo de 2010,

Atenas, tesalónica, Ioánnina, Corinto

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