Desde el portal contra-informativo Valladolor nos hacemos eco del último episodio represivo ocurrido en la vecina Palencia. Según parece, el recién inaugurado centro social autogestionado de la ciudad palentina ha tenido que cerrar sus puertas de forma prematura ante las presiones que medios policiales han ejercido sobre la propietaria del local.
Justo unos días antes de que la asamblea del “Kinto TT-NO” inaugurase de forma pública este nuevo espacio autogestionado situado en Palencia, el Centro Social se ha visto obligado a dar marcha atrás debido a las presiones policiales que agentes de policía han ejercido sobre la dueña del local.
Según informan miembros de la asamblea del centro social mediante un comunicado publicado en Valladolor, agentes de policía han ejercido presión sobre la propietaria del local la cual ha desistido de cumplir con el compromiso adquirido con los miembros del colectivo que pretendía dar vida a un espacio que ni siquiera ha podido ser inaugurado.
El pasado 15 de julio los miembros de este centro social convocaron una charla informativa y un debate para explicar la situación a la que se han visto sometidos. Al parecer la policía llegó a amenazar a la propietaria con precintarle su casa (situada en la parte superior del local) si este se abría.
Llama la atención el hecho de que, a pesar de que se trataba de un local que pretendía subsistir mediante el pago de un alquiler, la policía judicial haya intervenido para procurar por todos los medios su clausura. No solo actúan cuando el espacio está ocupado, y según sus leyes se comete el denominado delito de usurpación, sino que el hecho de que pretendan incluso cerrar un espacio de este tipo pone de manifiesto que, más allá de la propiedad legal y de la actual legislación, lo que pretenden es acallar toda voz crítica.
Desde la asamblea del no-nato “Kinto TT-NO” se preguntan qué es lo que asusta tanto a la policía de Palencia como para cerrar con malas artes un espacio social donde realizar actividades al margen de la lógica institucional. Esta claro que cuando un grupo de personas pretende organizarse al margen de los roles establecidos e iniciar un proyecto de carácter autogestionario la única repuesta que tiene el “Estado de Derecho” es la represión.
Aquí, en Burgos, estamos por desgracia acostumbrados a este tipo de actuaciones. Entre otras, la más reciente en el tiempo ocurrió el pasado 15 de abril cuando por la fuerza de las pelotas de goma se cerró un local de carácter antifascista sin que hasta el momento se haya levantado su clausura.
Por otra parte, en septiembre de 2003 la Brigada Provincial de Información de Burgos ejerció presión sobre el propietario de una de las naves del complejo de Pentasa donde se iban a realizar unas jornadas en solidaridad con los detenidos en la cumbre de Salónica. Ante tales presiones, las actividades tuvieron que ser trasladadas de lugar
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