A primeras horas de la mañana del miércoles 18 de marzo se encontró muerta a Katerina Goulioni, reclusa griega que luchaba de manera activa en favor de los derechos de las presas, cuando era traslada junto con otras reclusas en un transbordador desde la cárcel de mujeres de Thiva, en la Grecia continental, a la prisión cretense de Neapoli Al parecer, durante el traslado iba sentada a una cierta distancia de las demás reclusas y llevaba las manos atadas a la espalda. Según los informes recibidos, otras presas han afirmado que daba la impresión de que la habían golpeado en la cara.
Katerina Goulioni se había puesto en contacto en varias ocasiones con Amnistía Internacional para denunciar el trato inhumano dado a las presas y las condiciones en las cárceles de mujeres, incluidas las de Thiva, cerca de Atenas, y Diavata, en Tesalónica.
Katerina había informado a Amnistía Internacional de que había presentado varias denuncias en la Defensoría del Pueblo griega, por ejemplo en febrero de 2009, y a la directora de la prisión de Thiva. Había aparecido también en un documental televisivo justo antes de su muerte.
Katerina Goulioni había participado de manera activa en campañas de Amnistía Internacional recogiendo firmas entre las reclusas de la cárcel de Thiva. El 17 de marzo de 2009 indicó a miembros de Amnistía Internacional Grecia que hacía poco habían sacado de su celda materiales de campaña de la organización y otros documentos sobre derechos humanos y que no había recibido algunos materiales.
Según el Ministerio de Justicia griego, Katerina Goulioni murió de un ataque al corazón. Está previsto que el forense oficial emita un informe la semana próxima.
Amnistía Internacional pide a las autoridades griegas que lleven a cabo con prontitud una investigación completa, independiente e imparcial sobre todas las circunstancias de la muerte de Katerina Goulioni y sobre las denuncias que había presentado en relación con el trato dado a las reclusas.
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