Cartell exposición (172KB)
Entre los años 1976 y 1988 explotó en Valencia, como si de pólvora se tratara, un partido que no era un partido, era un entero: El P.A.R.R.Ú.S (Partido Anacoreta Revolucionario Reconstituido Universalmente Salido).
El P.A.R.R.Ú.S fue una iniciativa pionera en nuestra ciudad de lo que mucho más tarde se ha dado a conocer como guerrilla de la comunicación, contrapublicidad u otros apelativos aún más rimbombantes y post modernos, pero que liga la acción crítica con el humor, la imaginación y el disfrute de la lucha.
El P.A.R.R.Ú.S. invadió la ciudad con más de quinientos modelos de panfletos, que ponían patas arriba al clero, a los políticos, al mundo fallero, a la campaña electoral, a jueces, a militares, a policías, a tricornios, a blaveros, a la maredegüeta, a botiguers y a botiflers , a la pareja, a los partidos y, en general, a la estulticia universalizada.
Redactó cientos de cartas que mandó escrupulosamente a políticos, falleros, ayuntamientos, comercios y empresas (El Corte Inglés, Mercadona, Danone, El Ocaso y a un interminable etcétera).
Eran los tiempos de las primeras elecciones nacionales y municipales, de la primera visita del papa, la campaña contra la OTAN, contra la central de Cofrentes, los nacionalismos con o sin azul. El P.A.R.R.Ú.S. no dejó títere con cabeza, su ingente actividad tuvo repercusión en los medios escritos como Levante, Cartelera Turia, Qué y Dónde, El Jueves…
El P.A.R.R.Ú.S. dedicó esfuerzo y constancia en devolverle a la sociedad valenciana su imagen esperpéntica reflejada en el espejo de la ironía. Ironía a raudales y de todas las clases, inteligente, zafia, chabacana, finísima, irreverente, aterciopelada...
Sus armas, la ironía y el humor, se fundieron en una, el arma de dar por el culo al poder en todas sus vertientes, este tipo de armas sabido es que no lo matan, pero lo dejan maltrecho y en evidencia delante de la gente.
El fabricante de aquellas bombas cargadas con acre ironía y detonadas con humor corrosivo que inundaron los despachos y las aceras en la Valencia de aquellos años, no fue otro que Manuel Ramírez, arropado, eso sí, por un puñado de fieles compañeros, que hicieron que esta ciudad en plena transición fuera menos gris, menos tediosa que lo que es ahora en plena democracia.
Vaya con esta exposición nuestro reconocimiento a ellos, a ellas, y a él, al Bigotes.
En esta galería de barriodelcarmen.net iremos colgando materiales de EL PARRUS
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