2 jun 2009

El "BURLA", grafitero asesinado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas

Víctor Martín Penagos Estrada, el "BURLA", grafitero asesinado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas
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Jóvenes grafiteros de San Cristóbal de Las Casas se manifestaron ayer para demandar espacios públicos para expresarse.

Se manifestaron acompañados de sus padres, indignados por el cobarde asesinato de Víctor Martín Penagos Estrada, mejor conocido en la escena del graffiti local como BURLA.

Víctor Martín Penagos Estrada dejó inconclusa su firma, su tagga, BURLA, en una pared del Hotel Maya Quetzal, en el barrio de San Diego, donde fue sorprendido por Nicolás Gómez Sántiz, el velador que primero lo golpeó, le disparó en el cuello, y luego lo remató con un segundo disparo directo al corazón.

Es la primera víctima del clima de linchamiento contra los graffiteros que ha alimentado desde el Palacio Municipal, el alcalde Mariano Alberto Díaz Ochoa.
Hay muchas cosas que investigar.

¿Qué hacia un velador con una arma reglamentaria, .38 especial, de uso exclusivo del Ejército?

En el parte ministerial se asienta que fue la dueña del hotel Maya Quetzal quien proporcionó el arma a Nicolás Gómez Sántiz.

Habría que investigar su procedencia, porque tener un arma reglamentaria, de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, eso sí que es un acto ilegal, penado por la ley.

BURLA es un mártir, y seguro será una leyenda urbana.

Pero debiera ser mucho más que un estandarte para los grafiteros locales.
Debiera ser motivo más que suficiente para que las autoridades locales deroguen -¡a la voz de ya!-, el acuerdo de Cabildo que criminaliza el grafitti.
Que persigue a los grafiteros
Que ofrece 5,000 pesos de recompensa a quien denuncie a un grafitero.
Que establece 20 mil pesos de multa cuando uno de estos jóvenes sea sorprendido pintarrajeando paredes.

Y eso no debiera bastar.

El alcalde Mariano Alberto Díaz Ochoa y el cabildo en pleno deben pedir perdón al pueblo de San Cristóbal de Las Casas por el clima de linchamiento, por el encono generado contra esos jóvenes grafiteros, satanizados desde el palacio municipal como delincuentes.

Y eso no debiera bastar.

El Ayuntamiento debiera encauzar el movimiento emergente de grafiteros urbanos, creando los espacios específicos donde puedan expresarse y recrear su arte.

La represión solo conduce a actos de barbarie como el que cegó la vida de Víctor Martín Penagos Estrada, el BURLA.

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