Si bien una medusa no muere porque uno de sus tentáculos sea cortado, el herirla nos da fuerzas para matarla por fin. Y por fin acabar el militarismo, sustento del capital y su división del mundo. Hace mucho unas consignas aunaban la lucha anticapitalista con la denuncia y la acción sobre los atropellos de los que hacían mandados a los capitalistas robando los recursos de las personas. Esas consignas decían: “si el Estado lleva guerra a algún lugar, hay que traer la guerra a casa”, si los soldados estatales están allá matando y abusando de la gente, nuestra responsabilidad es que defendamos, que seamos parte de la resistencia.
Como anarquistas nos alejamos de la práctica de la lástima o el uso sensacionalista que de los hechos se pueden hacer, pero es claro que nos inundan de bronca los últimos abusos de los mercenarios del Estado, sus defensores y los que quieren disimular siempre las cosas hablando de hechos aislados. Es, puede ser aislada la violación (aunque se ha repetido ya infinidad de veces y es un correlato de toda ocupación militar) pero no pueden ocultar el hecho de la dominación descarada e infame por la fuerza del pueblo haitiano, imposición de un orden jerárquico, preparación para el buen transcurrir del capitalismo dándole las garantías por la fuerza a nuevos políticos para convertirse en la casta del orden Democrático.
Potenciemos nuestros actos resistiendo a tanta mierda organizada, démosle caricias de libertad a este mundo del autoritarismo del policía bueno y el malo al cual juegan los Estados y los capitalistas. No tenemos que estar o conocer a un haitiano para sentirnos ultrajados nosotros también y devolverles nuestra bronca y rabia a su militar cara. Creemos, tenemos que continuar la denuncia siempre constante a la ocupación de las tropas de mercenarios del Estado uruguayo porque además es parte de la ocupación que todos sufrimos acá por las mismas fuerzas que intentan negarnos las tierras y la libertad. Personalmente trabajé un día en una obra (en la construcción) con un imbécil, que contaba con gracia como cambiaban a haitianos (él había sido ocupante de verde) galletitas por ropa “de marca” que algunos tenían porque las ONG les daban. El milico se burlaba de esos negros sin comida a los que cagaban recibiendo de ellos Nikes nuevos. Esa cabecita es la misma cabecita de los que mantienen el negocio de la pasta en nuestros barrios, las razzias a los más pobres y el cinismo político que tenemos que soportar día a día.
Las ocupaciones, la violencia de los Estados, así como los bombardeos a pueblos enteros son parte de su lógica de explotación y reparto mundial. Hay que seguir y por supuesto reproducir y acrecentar la resistencia al orden capitalista. Todos los medios que nuestras conciencias y valores reclaman son nuestra muestra inequívoca de solidaridad. Estén seguros que pelear acá es pelear allá. A la dominación la contrarresta la autonomía y la fuerza de nuestra libertad, de nuestra acción. Combatamos al capital, sus mercenarios y el negocio que han hecho de la vida.
Frente a la violencia de los Estados y el capital, nuestra más fuerte y decidida resistencia.
¡Nuestro antimilitarismo surge de nuestra más decidida libertad, ni dios ni amo, ni nacionalismos ni Estados y frente a su mundo de esclavos, acción directa!
Como anarquistas nos alejamos de la práctica de la lástima o el uso sensacionalista que de los hechos se pueden hacer, pero es claro que nos inundan de bronca los últimos abusos de los mercenarios del Estado, sus defensores y los que quieren disimular siempre las cosas hablando de hechos aislados. Es, puede ser aislada la violación (aunque se ha repetido ya infinidad de veces y es un correlato de toda ocupación militar) pero no pueden ocultar el hecho de la dominación descarada e infame por la fuerza del pueblo haitiano, imposición de un orden jerárquico, preparación para el buen transcurrir del capitalismo dándole las garantías por la fuerza a nuevos políticos para convertirse en la casta del orden Democrático.
Potenciemos nuestros actos resistiendo a tanta mierda organizada, démosle caricias de libertad a este mundo del autoritarismo del policía bueno y el malo al cual juegan los Estados y los capitalistas. No tenemos que estar o conocer a un haitiano para sentirnos ultrajados nosotros también y devolverles nuestra bronca y rabia a su militar cara. Creemos, tenemos que continuar la denuncia siempre constante a la ocupación de las tropas de mercenarios del Estado uruguayo porque además es parte de la ocupación que todos sufrimos acá por las mismas fuerzas que intentan negarnos las tierras y la libertad. Personalmente trabajé un día en una obra (en la construcción) con un imbécil, que contaba con gracia como cambiaban a haitianos (él había sido ocupante de verde) galletitas por ropa “de marca” que algunos tenían porque las ONG les daban. El milico se burlaba de esos negros sin comida a los que cagaban recibiendo de ellos Nikes nuevos. Esa cabecita es la misma cabecita de los que mantienen el negocio de la pasta en nuestros barrios, las razzias a los más pobres y el cinismo político que tenemos que soportar día a día.
Las ocupaciones, la violencia de los Estados, así como los bombardeos a pueblos enteros son parte de su lógica de explotación y reparto mundial. Hay que seguir y por supuesto reproducir y acrecentar la resistencia al orden capitalista. Todos los medios que nuestras conciencias y valores reclaman son nuestra muestra inequívoca de solidaridad. Estén seguros que pelear acá es pelear allá. A la dominación la contrarresta la autonomía y la fuerza de nuestra libertad, de nuestra acción. Combatamos al capital, sus mercenarios y el negocio que han hecho de la vida.
Frente a la violencia de los Estados y el capital, nuestra más fuerte y decidida resistencia.
¡Nuestro antimilitarismo surge de nuestra más decidida libertad, ni dios ni amo, ni nacionalismos ni Estados y frente a su mundo de esclavos, acción directa!
Círculo anárquico Villa Española – Malvín Norte y afines.
periódico Anarquía
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