Una carta de despedida Somos dos trabajadoras de sanidad afiliadas a la Federación de Sanidad de CCOO de Asturias que ante un estado de cosas indigno hemos decidido hacer público el desacuerdo con la organización. Esta carta expresa una posición personal que hemos tomado después de meditarla largamente. Nos dirigimos a la Federación y especialmente a las compañeras y compañeros para compartir una reflexión que creemos necesaria. Y queremos hacerla pública, a modo de manifiesto de despedida, porque pensamos que sólo desde el cambio democrático encontrará los objetivos perdidos este sindicato Es un ejercicio de libertad desde la conciencia ciudadana y la coherencia sindical.
No todo vale.
No es lo habitual que en estos tiempos de “sinergias e implementaciones” y silencios cómplices unas ciudadanas con conciencia social desde la adolescencia y una bastante larga trayectoria sindical se manifiesten públicamente cuestionando la organización en la que se encuadraron hace años para poder llevar a cabo sus objetivos y necesidades de cambio en la sociedad. Nos sorprende darnos cuenta que justamente aquellos criterios de ética social y compromiso que nos hicieron militar en este sindicato, años después sean los mismos que nos llevan a marchar.
El olvido de un sindicalismo plural y unitario, reivindicativo y de clase
La Confederación Sindical de CCOO en sus Estatutos tiene una clara definición de principios, que son los que le conforman como un sindicato reivindicativo y de clase que desde la justicia, libertad, igualdad y solidaridad defiende las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras.
Es cada vez más evidente que ha sustituido la orientación hacia la desaparición de la sociedad capitalista por pactar con ella a cambio de beneficios para sus afilados y dirigentes y que la construcción de una sociedad socialista democrática está cada vez más lejos.
Comprobamos con tristeza cómo se olvidaron los más básicos principios solidarios en la actividad sindical. CCOO ya no defiende las reivindicaciones de todos los trabajadores y trabajadoras, sino a las de sus afiliados y en la mayoría de los casos ni siquiera a ellos, sino los intereses de los propios dirigentes. Parece haber olvidado que la afiliación y la fuerza sindical han de servir para la presión en la negociación con la patronal, en la que un sindicato representa y defiende al conjunto de las y los trabajadores, no para obtener beneficios como si fuera un club o empresa privada, con balance de ganancias y reparto de dividendos.
Se ha perdido el principio democrático.
La burocratización, las maniobras de poder y exclusión a posiciones críticas, las decisiones tomadas previamente, sin pasar por las asambleas de trabajadores, afectan a la democracia interna y pierden el principio que CCOO garantiza como sindicato asambleario en sus estatutos, matan la libre participación, desprestigian la actividad sindical y al acallar las opiniones discrepantes conducen a un dirigismo cada vez más autocomplaciente.
Ni siquiera en el seno de nuestra organización se respetan los principios democráticos de representación en los Consejos y se ha preferido el simulacro franquista del cabeza de familia, en nuestro caso el secretario de cada sección sindical.
Por supuesto, el carácter plural y unitario ya no existe, hace tiempo que la pluralidad es solo de personas y no de ideas o posiciones, la proliferación de expedientes sancionadores nos han llevado al punto de ser más numeroso el grupo de los que se fueron o ya no están que los que actualmente militan dentro.
No se puede mirar para otro lado ante la dejación de funciones sindicales.
Muchos nos preguntamos a quién sirve un sindicato que no defiende los intereses y reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras, sino que colabora en la domesticación laboral. Cuando nuestro sindicato pacta con los empresarios el despido de una parte de la plantilla ante la amenaza de una regulación y lo venden a los ciudadanos en general y a los trabajadores despedidos como una conquista sindical. Cuando empresas que se crearon y crecieron con dinero público, acogiéndose a ayudas para crear empleo, se marchan fuera de Asturias, y el que una reducida parte de su plantilla se vaya con ellos a la emigración es todo lo que nuestro sindicato les piden a cambio. Cuando se quiere “correr a gorrazos” a quienes reclaman el cumplimiento de la ley en la carrera profesional, se justifica y apoya la desaparición de los órganos de negociación colectiva de los trabajadores públicos y todo esto se quiere presentar como un avance social que facilita la igualdad de derechos, o la paz social. Cuando, además, todos los trabajadores de Asturias sospechan o saben que es a cambio de liberaciones y subvenciones y de eliminar la representación democrática allí donde debe estar por el señuelo de conservar el empleo y las condiciones de trabajo.
La pérdida del norte en la Federación de Sanidad.
¿Cuál es la posición del sindicato en el debate sobre la Sanidad en Asturias si, pese a sus manifestaciones, no defiende de hecho una sanidad pública y justifica la progresiva privatización de los servicios sanitarios?... Cuando es evidente – en lo que atañe a nuestro sector, el sanitario- la colaboración de CCOO en la preparación del terreno social para poder privatizar/externalizar los servicios públicos, dando razones y argumentos para que: la negociación colectiva se esté haciendo, desde las transferencias, en la Mesa General de Función Pública, para que los Servicios de Prevención hayan perdido su función, en aras de una mejor “rentabilización de recursos”, que los Comités de Seguridad hayan perdido la capacidad de discutir los problemas de Salud Laboral en cada centro sanitario; para que los Recursos Humanos y Materiales hayan dejado de ser un asunto de Gestión de cada área, a discutir en Juntas de Personal y Mesa de Sanidad en primer lugar, para ser deliberados y decididos directamente en los periódicos locales y en los Consejos políticos de los diferentes partidos.
Cuando la firma o No firma de los acuerdos que afectan a todos los trabajadores de la sanidad pública son tomados por los propios dirigentes del sindicato sin pasar por asambleas de trabajadores (Acuerdo de Modernización 2005, Acuerdo sobre Permisos licencias y vacaciones...) o se toman sin tener en cuenta las opiniones de la asamblea de trabajadores (Desarrollo profesional).
Sin previa información, ni a los trabajadores sanitarios ni a la opinión pública, en los últimos años, nos vamos enterando que nos van a cambiar el modelo sanitario en Asturias, que lo harán porque han llegado a la conclusión de que es “insostenible” tal como lo transfirió el INSALUD y que es conveniente un “nuevo liderazgo directivo”; de todo esto solemos enterarnos al escuchar o leer informaciones de los componentes del Consejo Económico y Social (del que CCOO es miembro) o de las distintas reuniones de seguimiento del ACEBA de turno, o de alguna extemporánea manifestación del político o sindicalista que toque para la ocasión.
La Federación de Sanidad ha pactado con la empresa, SESPA y la Administración asturiana, y se cambian las Mesas Sectoriales para la negociación colectiva por liberaciones y subvenciones, y eso lleva a la práctica desaparición como sindicato para convertirse en un instrumento más del SESPA.
Y con estupor recordamos los principios estatutarios: “La Confederación Sindical de CCOO asume sus responsabilidades y traza su línea de acción con independencia de los poderes económicos, del Estado y de cualquier otro interés ajeno a sus fines, y también de los partidos políticos”.
Este desolador panorama sindical, este espectáculo indigno se resume en una frase, paradigma de la sumisión: “Calla y come, y no muerdas la mano del que te da de comer”.
Expresamos una crítica y una llamada a la reflexión.
Somos militantes convencidas de la ideología sindical. Cuando en el 77 se legalizan las CCOO una de nosotras ya estaba afiliada. No es porque las diferencias de opiniones, el cansancio o la cercanía de la jubilación nos hayan hecho desistir, es porque vemos que esta organización ya no recuerda sus principios, no defiende los intereses de los trabajadores como deseamos, y sin embargo seguimos convencidas de la necesidad de una organización sindical capaz de hacer frente a las necesidades de estos tiempos.
Esta decisión no es ni fácil ni repentina, hace años que nuestra conciencia personal nos ha llevado al enfrentamiento con la línea de trabajo de la organización, desacuerdos que ya hace cuatro años nos llevaron a renunciar a nuestros cargos en la Ejecutiva de Sanidad de CCOO, en las secciones sindicales, en el Consejo del sindicato y en las Juntas de Personal de los hospitales donde trabajábamos. Ahora hemos llegado al convencimiento de que no hay vuelta atrás, al menos en lo que a la Federación de Sanidad se refiere. Que han contribuido a la dilapidación de los recursos del trabajo en la sanidad pública asturiana, que se han convertido en clientes de políticos y empresarios sin ningún rubor y han alardeado de ser “el primer sindicato de clase” por ser el más votado y no por defender mejor los intereses de los trabajadores y trabajadoras asturianos. Ya no podemos seguir esperando a un cambio y confiar en que la ética social que nos movió a afiliarnos a las Comisiones Obreras vuelva a esta organización.
Esperamos que nuestra actitud sea al menos un punto de inflexión para que la militancia reflexione sobre la deriva de la Federación de Sanidad de CCOO de Asturias que afecta a la credibilidad del sindicato. En esta carta expresamos una crítica que las dos compartimos. Nos vamos. Nos marchamos porque este sindicato no nos sirve para defender unos principios en los que todavía creemos. Hacemos uso de la libertad de los afiliados de poder pedir la baja en el Sindicato, por libre decisión, un derecho recogido en los estatutos, con el que expresamos nuestra disconformidad. En razón a esa misma libertad que defendemos, haremos uso de ella como nos parezca conveniente en el futuro, en la conciencia de no renunciar a una lucha por la reivindicación de los derechos laborales ni a la transformación de la sociedad.
Eva González Arriaga
Esther González Debén
Fuente.