Dissabte 4 de Julio 2009
19h: 7 junio 1896, el atentado de Canvis Nous (la bomba anarquista que no lo fue).
Charla y visita al lugar de los hechos a cargo de Marc Viaplana.(Ateneu)
20.30h: Cena del aniversari. (Bloque okcupado La Barbería, c/Pou de la Figuera, 14 - Forat)
La anarquía usurpada
Los de Barcelona —dos en 1893, uno en 1896— fueron tres atentados de libro de texto: ni Estado, ni capital, ni Dios. Primero fue Pallàs, contra el ejército (bajó del caballo al general Martínez Campos, no más); luego vino Santiago Salvador, contra la burguesía (cuando clausuró la temporada del Liceo), y tres años más tarde, contra el clero, la misma bomba desbarató una procesión de Corpus en retirada.
Del estrago de 1896 se conocen mejor las secuelas que la causa, y los que han investigado el tema sólo se han puesto de acuerdo en que ninguno de los más de quinientos detenidos que llenaron los calabozos de la ciudad —varios de los cuales fueron torturados, algunos de los cuales fueron fusilados, muchos de los cuales fueron condenados a largas penas de presidio o deportados—, nadie sabía nada de la Orsini que estalló en un callejón de Santa María del Mar, y que además lo hizo cuando el supuesto objetivo —lo más florido de la carcundia político–militar y de la clerigalla— ya había pasado, con lo que la metralla se la repartieron pobres gentes que de ninguna manera podían ser propósito de la revolución social.
La justicia dictó error de los anarquistas, a quienes además de malvados tachó de tardos —habían equivocado el largo de mecha (¡una Orsini con mecha!) y el destinatario— y de las 28 penas de muerte (y 59 de vida entre rejas) que pidió el fiscal, el escarmiento se saldó con cinco pasados por las armas.
Pero no hubo error, fue todo perfectamente calculado, la Orsini de la calle Canvis Nous reventó en el momento preciso, en el sitio exacto, y la masacre se consumó según el plan previsto… por la policía. Y si en algo desacertaron los anarquistas (y los que por ellos hicieron campaña) fue alegar inocencia en lugar de buscar al culpable… que no sólo no había huido sino que no andaba muy lejos.
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